Por primera vez, una especie de hormiga del infierno fue hallada fuera del ámbar: su resto fósil, conservado en roca, muestra detalles internos que nunca se habían observado.
Hace 113 millones de años, en lo que hoy es el noreste de Brasil, una hormiga del infierno recorría un paisaje de lagunas poco profundas rodeadas por vegetación semiárida.
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Medía apenas 1,5 centímetros, pero su aspecto no pasaba desapercibido: cabeza alargada, ojos prominentes, antenas finas y unas mandíbulas que se proyectaban hacia adelante como guadañas.
La forma en que cazaba, distinta de cualquier hormiga actual, la convierte en una rareza evolutiva preservada dentro de la piedra caliza de la Formación Crato.
El fósil de esa especie desconocida de hormiga fue encontrado por un equipo de investigadores encabezado por Anderson Lepeco, del Museo de Zoología de la Universidad de San Pablo. Los resultados del estudio se publicaron en la revista Current Biology.
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Afirman que el fósil representa “el registro geológico indiscutible más antiguo de hormigas”. A diferencia de otros ejemplares hallados en ámbar, este ejemplar se encuentra preservado como impresión en piedra.
Esa característica permitió aplicar técnicas de microtomografía computada para su análisis. De esta manera, se clasificó a la especie como un nuevo miembro del grupo extinto Haidomyrmecinae, conocidos por su morfología predadora singular. El espécimen fue denominado Vulcanidris cratensis.
Vulcanidris cratensis
“Cuando me encontré con este ejemplar extraordinario, reconocimos de inmediato su importancia, no solo como una nueva especie, sino como evidencia definitiva de hormigas en la Formación Crato”, comentó el entomólogo Lepeco.
Su equipo contó con subsidios públicos de la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de San Pablo (FAPESP) para llevar a cabo el estudio.
Primer registro en roca de una hormiga del infierno
El hallazgo es la primera documentación de una hormiga del infierno conservada en roca, lo que permite estudiar sus estructuras anatómicas en tres dimensiones.
Aunque ya se habían descrito hormigas del infierno a partir de ámbar, el ejemplar identificado “fue la primera vez que pudimos visualizar esto en un fósil en roca”, afirmó Lepeco.
La morfología del ejemplar fue examinada mediante tomografía computada de alta resolución.Se pudo observar que la hormiga presenta una “cabeza con mandíbulas orientadas hacia adelante, que aparentemente articulan en la parte ventral de la cabeza”, un rasgo que confirma su inclusión en Haidomyrmecinae.
Estas mandíbulas, a diferencia de las hormigas modernas, no se mueven lateralmente, sino que se alinean con el eje del cuerpo. El ejemplar es una hembra alada que mide aproximadamente 13,5 milímetros de largo.
La especie fue incluida dentro del género Vulcanidris, creado por Lepeco y su equipo. El nombre honra a la familia Vulcano, que donó al museo una valiosa colección de fósiles del Crato. El epíteto específico “Cratensis" hace referencia directa al sitio geológico del hallazgo.
Una hormiga con parentescos en otros continentes
El nuevo fósil brasileño, datado en aproximadamente 113 millones de años, antecede en más de 13 millones de años a los registros anteriores más antiguos de hormigas, hallados en Francia y Myanmar.
Los investigadores escribieron que se trata del “registro más antiguo y completo de la evolución temprana de las hormigas en el registro fósil”.
Al hacer el estudio, se sugiere que hubo una conexión entre las especies de Sudamérica y las que vivieron en el sudeste asiático durante el Cretácico. Lo que sugiere que “las hormigas ya estaban ampliamente distribuidas y diversificadas al comienzo de su evolución”.
Aunque esta especie poseía estructuras adaptadas a la depredación, el análisis del ecosistema indica que “no hay evidencia de que las hormigas fueran depredadores dominantes en el paleoambiente del Crato, dada su rareza”.
Los registros fósiles de esa formación incluyen con mayor frecuencia avispas apoideas, cucarachas blattúlidas y escarabajos estafilínidos.
“Encontrar una hormiga anatómicamente tan especializada de hace 113 millones de años desafía nuestras suposiciones sobre cuán rápido desarrollaron estas adaptaciones complejas”, sostuvo el investigador.
“La morfología intrincada sugiere que incluso estas primeras hormigas ya habían desarrollado estrategias predatorias sofisticadas, muy diferentes a las de sus equivalentes modernos”, agregó.
Actualmente, se han descrito más de 12.000 especies de hormigas en todo el mundo. Sin embargo, hay expertos que estiman que podrían existir entre 20.000 y 22.000 especies en total.
Las hormigas habitan en casi todos los ecosistemas terrestres del planeta, desde selvas tropicales hasta desiertos, con la excepción de regiones como la Antártida, Islandia y algunas islas remotas.