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Porque si le fuiste infiel a tu pareja, volverás a serlo

Si has engañado una vez a tu pareja las posibilidades de repetirlo aumentan considerablemente.

18/10/2018

 Esta es una creencia popular que habrás comentado alguna vez en tu grupo de amigos, pero un estudio de la UCL (University College London) ha sacado unas conclusiones similares. En esta investigación, además de mostrar la capacidad de una persona para ser infiel repetidamente, lo que también se buscaba era comprobar la tendencia que tenían estos sujetos a mentir cuando podían conseguir un beneficio personal.

En este sentido, la explicación de estas repeticiones se encontró en una región del cerebro llamada amígdala,que proporciona una respuesta negativa cuando mentimos y se va debilitando conforme vamos reiterando nuestros engaños, haciendo que nos sintamos menos culpables con estas nuevas mentiras.

Los investigadores realizaron un paralelismo con las infidelidades y, según explican, lo que nos frena al inicio, es una reacción emocional al engaño, porque la primera vez que cometemos adulterio nos sentimos mal por ello. Sin embargo, la próxima ya nos sentimos menos mal y así sucesivamente, aumentando las probabilidades de ser infieles con asiduidad, y sin remordimientos.

Lo que sugiere este análisis es que, una vez abierta la veda, el mentiroso compulsivo se habrá acabado adaptando a sus falacias y esta costumbre no le terminará pareciendo mal.

Para contrastar este estudio preguntamos a la psicóloga Lidia García, la siguiente pregunta: ¿cuál es la función de la mentira? Según esta especialista, para comprender ese comportamiento humano primero debemos saber que “la mentira es un patrón de afrontamiento evitativo”.

En opinión de esta psicóloga, “en vez de encararse activamente a la situación y solucionar el problema, el individuo aplaza la oposición del mismo. El miedo a las consecuencias que podemos encontrarnos nos lleva a mentir, ya sea un temor a ser descubierto por nuestra pareja y perderla, por romper la estabilidad que proporciona una relación o por pánico a la soledad”.

¿Pero cuáles son los motivos? Pues hay varios y, aunque el estudio trata la tendencia a repetir este hábito de infidelidades con impunidad, también es interesante identificar bien el modelo de temperamento que tiene cada sujeto. Según apunta García, en su experiencia profesional ha encontrado que “normalmente las personas infieles presentan un apego ansioso-evitativo. Estas tienen un menor control de sus impulsos y una insatisfacción constante, es decir, siempre quieren más de la otra persona y todo les parece poco”.

De hecho, se podría decir que son personas que no saben regular sus emociones por sí mismas y no son capaces de enfrentarse a la soledad. Tal y como apunta esta psicóloga, el comportamiento tipo suele ser el siguiente, repitiéndolo con facilidad tras la primera vez: “Cuando ve que la relación corre peligro se apresura a buscar un sustituto. Es decir, tapa ese vacío emocional con el que no es capaz de conectar”.

También hay ocasiones donde el individuo se encuentra a gusto con la relación, pero igual no le satisface lo suficiente y puede sentirse solo o vacío. En esta coyuntura, según Lidia García “la persona puede caer en la infidelidad buscando en alguien externo lo que le falta en su actual relación, pero sin ser capaz de desvincularse de su pareja, porque esta le sirve de base segura y es fuente indispensable de estabilidad”. 

Como vemos, hay diferentes motivaciones y patrones de personalidad para los individuos que cometen una infidelidad, puntos clave para entender esas repeticiones en la mentira. No obstante, habiendo corroborado que si has sido infiel una vez es más probable que vuelvas a ser serlo, le pedimos a García algunos consejos para afrontar un engaño, antes y después de realizarlo.

Según esta especialista, “en primer lugar es importante que la persona mire en su interior y sea sincera consigo misma, que afronte la realidad y analice por qué quiere tener nuevas experiencias, rompiendo esa barrera que tanto miedo puede produce antes de conectar con lo más profundo de nosotros.”

“Los temores hacen que continuemos con nuestra pareja a pesar de que la relación esté muerta, pero si evitamos pasar por este duelo, entonces es cuando cometeremos la infidelidad”, apunta esta psicóloga. Si hay dudas en la persona es una señal de alarma, algo no va bien y es importante atender a estas señales.

Por otra parte, si ya se ha cometido el engaño y nos encontramos totalmente perdidos, Lidia García recomienda “hacer ese mismo trabajo reflexivo, encontrar los motivos a esta conducta mediante un trabajo terapéutico personal y descubrir por qué he aprendido a relacionarme de esta manera.” Hay muchas razones, causas, formas, posibilidades y patrones, pero ya lo sabemos: si nuestra idea es mantener una relación estable, mejor no abrir la puerta de la infidelidad porque cerrarla será muy complicado.”