Te invitamos a leer la reseña de Diario Panorama de la nueva película del Hombre de Acero, uno de los estrenos del año.
Por Silvio Pratto
Para Diario Panorama
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Algunos antecedentes. Los vaivenes del Universo DC en el cine derivaron en un espacio confuso, repleto de dudas y huecos argumentativos que procuraba -ante el fracaso que supuso en taquilla el proyecto encabezado por Zack Snyder- acercar estéticas y formas a un ya consolidado Universo Cinematográfico de Marvel que, a pesar de su reciente declive, supo usufructuar lo mejor de sus personajes más emblemáticos en la pantalla grande, e incluso elevar el estatus de algún que otro héroe de tercera línea cuya reputación, actualmente, goza de muy buena salud. Ese acercamiento llevó a DC a reclutar a James Gunn, uno de los responsables creativos y artífices del éxito de los cosos de al lao'. La apuesta era heavy, el resultado, incierto.
Y es que la mirada de Gunn comprende el cine como entretenimiento puro y sin diluir. Lo demostró en su pirotécnica trilogía de Guardianes de la Galaxia donde la andanada de chistes, bailes y luces de colores estuvieron a la orden del día, pero también en su mirada de un caído en desgracia Escuadrón Suicida y en la arcilla con la que moldeó la serie de Peacemaker, con John Cena dándole vida a un personaje que llevaba décadas en el freezer editorial y encontró nuevos bríos a partir de su bufonesco renacer en la pantalla chica.
¿Hasta que punto era acertado darle a Gunn -un entretenedor- las riendas de una editorial de cuyas entrañas (no de su universo ensamblado, empero) surgieron los largometrajes más destacados desde una perspectiva artística de las últimas décadas? Eso lo dirá el tiempo. Por lo pronto, Superman le vino como anillo al dedo.
Gunn dio forma a un guión que da cuenta no solo de su conocimiento acabado del personaje y su historia editorial, sino también de su cariño por la mitología DCísta. En detalles como el impacto visual de los poderes de Metamorpho o la admitida megalomanía de Lex Luthor (enorme Nicholas Hoult) el director deja en claro que la narrativa gráfica más esencial no le es ajena y sabe como explotarla, comenzando por un guión elíptico que no aburre con orígenes relatados hasta el hastío. La inclusión de Krypto, y en menor medida del Green Lantern Guy Gardner, aporta el comic relief perfecto y le da al director el blindaje necesario a una de sus tentaciones más reprochables. La elección visual de los apolíneos David Corenswet y Rachel Brosnahan no reposa solo en la impunidad estética, sino que aporta una dinámica que evoca al amor/odio/amor de Teri Hatcher y Dean Cain en la teleserie noventosa.
Superman se constituye como una película de aventuras superhéroicas dinámica, fresca y bien ensamblada que abona el terreno de lo que vendrá y le da al espectador un empujoncito al papel, convidándolo -por ejemplo- a leer la Supergirl de Tom King a la espera de la película de la Doncella de Acero, cuyo cameo es uno de los puntos altos en el ocaso de la cinta.
Así las cosas DC Studios encuentra una piedra basal sólida con un largometraje llamado a cerrar la grieta que dejó el sinfín de desencuentros de la anterior aventura editorial en el cine. Restará esperar el tratamiento que la dupla Gunn/Safran pueda darle a personajes más terrenales, cuyo abordaje deberá tener también su espacio en un universo históricamente repleto de matices.