Lin Jianjie exprime en su debut como director el poder expresivo de la puesta en escena para diseccionar las frustraciones de una nueva clase social china que se ha ajustado a lo que el Gobierno esperaba de ella.
Por Eulàlia Iglesias
Para Fotogramas
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'Teorema' de Pier Paolo Pasolini instauró un patrón cuasi genérico, el del thriller dramático en torno al extraño que se introduce seductoramente en una familia y desestabiliza sus cimientos. Como la reciente 'Saltburn', pero enfocada con mayor sutileza, la ópera prima de Lin Jianjie parte de esta premisa para armar un drama en torno a los frágiles fundamentos de una familia acomodada que acoge a un amigo menos afortunado de su único hijo, un chico que poco a poco parece desplazar al descendiente biológico en los afectos de los progenitores.
En la estela del cine de Michael Haneke, Lin exprime el poder expresivo de la puesta en escena para diseccionar con voluntad microscópica (la referencia es explícita en el film a través del padre biólogo) las frustraciones de una nueva clase social china que se ha ajustado a aquello que el Gobierno esperaba de ella, políticas del hijo único incluidas. 'Breve historia de una familia' resulta un retrato preciso de las dinámicas de clase en un supuesto país comunista, que nos descubre además a un cineasta con mucho potencial.
Para infiltrarse en las interioridades de la nueva clase acomodada china.