El gendarme argentino está detenido en Venezuela desde diciembre. Su pareja relató el calvario que vive junto a su pequeño hijo: “Eso es lo que me tortura todos los días”.
“La última vez que yo escuché a Nahuel fue pidiéndome ayuda. Y eso es lo que me tortura a mí todos los días”, expresó entre lágrimas María Alexandra Gómez, pareja de Nahuel Gallo, el gendarme argentino secuestrado en Venezuela desde el 8 de diciembre de 2024 por orden del régimen de Nicolás Maduro.
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La detención se produjo cuando Gallo intentaba ingresar a Caracas desde Colombia para pasar las fiestas con su familia. La acusación oficial: un supuesto “plan criminal” bajo la fachada de una visita sentimental, algo que su pareja desmiente rotundamente. Desde entonces, no hubo información oficial clara sobre su paradero ni su estado, más allá de una imagen difundida por el chavismo en la que se lo ve caminando junto a otros detenidos.
“Supe que estaba en ‘El Rodeo’ por alguien que estuvo preso ahí y me dijo que lo había visto. Yo fui varias veces, pero los guardias encapuchados me decían que él no estaba”, relató María Alexandra, en diálogo con Telenoche. La mujer denunció que en cada intento de visita fue maltratada, demorándola y negándole información, pese a su insistencia y las pruebas de que Nahuel estaba allí.
Gallo, cabo primero de Gendarmería Nacional, tenía 33 años cuando fue detenido. Vivía en Mendoza, donde estaba asignado a funciones oficiales, y viajó a Venezuela por amor. Su pareja lamenta haber insistido en el reencuentro: “Me siento responsable. Él lo hizo por mí. Volver a Venezuela después de seis años era muy importante para mí y él quiso cumplirlo.”
El momento de la detención quedó grabado en su memoria: “A las 10:57 de la mañana me llamó. Me dijo que lo ayudara. Después se cortó. Me llamaron desde el celular del remisero y me dijeron que se lo había llevado una camioneta negra del DGCIM (Dirección General de Contrainteligencia Militar).”
Mientras tanto, su pequeño hijo, Víctor, lo espera. “Siempre le muestro fotos y videos para que no se olvide de su papá. Cuando lo ve en una imagen, dice ‘papá’. Lo reconoce”, contó su mamá. La familia vive un calvario emocional sin respuestas ni certezas.
Argentina reclamó recientemente por su liberación en la Organización de los Estados Americanos (OEA). El representante argentino, Carlos Bernardo Cherniak, exigió su liberación inmediata y denunció que se trata de una detención arbitraria, violatoria de los derechos humanos y de tratados bilaterales.
“No he dejado de buscarlo ni un solo día. Sueño que me llama, que lo liberaron. Ese es el sueño más nítido que tengo”, concluyó María Alexandra, conmovida.