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Opinión y Actualidad

El déficit de dólares: realidad mata planilla

Economía insiste en que la salida de dólares está impulsada por el crecimiento.

28/06/2025
Luis Caputo.

Por Ignacio Miri, en diario Clarín
Un funcionario del Fondo Monetario Internacional que viene visitando los despachos oficiales de Buenos Aires desde finales de los ‘90, cuando la Argentina negociaba los términos de los acuerdos con la italiana Teresa Ter-Minassian se puso a hacer memoria esta semana y llegó a una descripción concluyente: “Nunca vi tan buena sintonía entre el Fondo y un Gobierno”.

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Es la misma sensación que tienen quienes siguen las conversaciones de estos días entre los hombres de Luis Caputo y los enviados de Washington que evalúan la marcha del acuerdo con el Fondo: todos creen que en ese análisis el FMI encontrará inconsistencias e incumplimientos, pero los sacrificará en el altar de la concordia que el propio organismo prefiere mantener con la administración de Javier Milei. Esa permisividad, se sabe, está alentada especialmente por los Estados Unidos de Donald Trump y también por la Directora del FMI Kristalina Georgieva, que aplaude en cada ocasión posible el sobrecumplimiento de las metas de ajuste fiscal de la gestión Milei.

Ya se sabe que el Gobierno no cumplirá la meta de acumulación de reservas del Banco Central previstas en el último acuerdo, y esta semana Economía comenzó a admitir que hay otro número que el FMI considera preocupante.

Ayer fue el viceministro de Economía, José Luis Daza, quien admitió que el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos mostrará este año un déficit cinco veces más grande que el que habían previsto en las proyecciones que el propio Gobierno había mostrado al FMI en calidad de promesa.

Economía insiste en que ese rojo está impulsado por el mismo crecimiento económico, que siempre genera un aumento de las importaciones de insumos y de maquinaria, pero el problema es que esa explicación, que tiene fundamentos técnicos, debe competir con las imágenes viralizadas de decenas de miles de hinchas de Boca y River que viajaron al Mundial de Clubes en Estados Unidos.

Los argentinos saben muy bien que cuando ocurren esa clase de episodios -que se repitieron muchas veces en la historia reciente- los dólares no están entrando: se están yendo.

El funcionario del FMI y sus colegas que en los últimos días llegaron con la misión de monitoreo no habrán necesitado revisar las planillas de excel para notar que en la Argentina hay un problema con los dólares que se van en forma de gastos de empresas y turistas en el exterior y que no se incorporan a las reservas del Banco Central. Para comprobar eso seguramente les alcanzó con sentarse en alguna parrilla del centro porteño y notar que a los precios de la carta les sobran ceros y que a las mesas les faltan los clientes brasileños que en otros momentos suelen ocupar un buen porcentaje de la capacidad de los restaurantes.

¿Hasta cuándo se mantendrá esa situación? En el Gobierno insisten en que no hay nada artificial en el precio del dólar y que la prioridad de la gestión económica sigue siendo parar la inflación, un proceso que se viene verificando en las cifras que da el INDEC todos los meses y que es lo que le está dando al oficialismo toda la fortaleza que necesita para ganar las elecciones de renovación legislativa de este año.