Fiel a su estilo descontracturado, el joven piloto argentino definió la carrera con una metáfora insólita pero clara.
El joven piloto argentino Franco Colapinto completó una sólida actuación en el Gran Premio de Mónaco, correspondiente a la octava fecha de Fórmula 1. Largó desde el puesto 18° (beneficiado por penalizaciones ajenas) y terminó en la posición 13°, una mejora significativa en un circuito donde los sobrepasos son prácticamente imposibles.
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"Creo que después de clasificar 20, llegar 13 es positivo en Mónaco. Siempre es muy difícil pasar, así que todo progreso es más que bienvenido", destacó el oriundo de Pilar.
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En cuanto a la estrategia, explicó que largó con neumáticos duros para favorecer al piloto número uno del equipo, Pierre Gasly, quien abandonó en las primeras vueltas. “Eso me condicionó. Paré muy temprano y terminé haciendo dos stints, uno larguísimo con goma media que fue difícil de mantener”.
Fiel a su estilo descontracturado, Colapinto definió la carrera con una metáfora insólita pero clara: “La carrera fue aburrida, fue como salir un domingo en la mañana con la familia a la ruta. Íbamos muy despacio, a cinco segundos del ritmo real". Y agregó: “Cuando puse la goma media, hice tres vueltas y ya había alcanzado a los de adelante. No entendía nada”.
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A pesar del sabor a poco que dejó la carrera en cuanto a ritmo, el piloto de 21 años se mostró optimista de cara al futuro. “Quedé 16 en Imola, 13 en Mónaco, son pasitos. Una carrera larga pero de mucho aprendizaje. Vamos a intentar que Barcelona sea un mejor fin de semana”.
Colapinto buscará en España ese salto de calidad que le permita meterse en la lucha directa con los de mitad de pelotón para arriba.