Con profundo simbolismo y ajustado protocolo, el Papa León XIV inicia su pontificado marcando una nueva etapa para la Iglesia y el mundo.
El Prof. Rubén Gavaldá, especialista en ceremonial y protocolo eclesiástico, dialogó con Radio Panorama tras la inhumación del Papa emérito Francisco, en un momento que marcó un antes y un después en la vida de la Iglesia. “Pasamos del dolor al júbilo”, expresó, refiriéndose al cierre de un ciclo y al inicio de otro con la elección del nuevo pontífice, León XIV.
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Gavalda señaló que la designación del nuevo Papa no solo es un evento espiritual sino también profundamente simbólico: “El nombre elegido me llamó particularmente la atención. León remite a una figura fuerte y de profunda raíz histórica en la Iglesia. No es un detalle menor, revela una visión del pontificado anclada en la tradición, pero también consciente del presente”.
En cuanto al desarrollo de la elección, destacó la sobriedad y el cumplimiento estricto del ceremonial: “La elección se desarrolló con agilidad y respeto por los protocolos establecidos”, dijo. Luego de ser elegido, León XIV se dirigió a la Sala de las Lágrimas, espacio tradicional donde el nuevo pontífice deja atrás sus vestiduras de cardenal para revestirse como Sumo Pontífice. “Utilizó todos los atributos papales, salvo los tradicionales zapatos rojos, lo que puede leerse como una continuidad de la sencillez que caracterizó a su predecesor”.
La primera aparición litúrgica del Papa fue en la Misa en la Capilla Sixtina. De cara a las próximas actividades, Gavalda destacó fechas clave: el encuentro con los cardenales, el rezo del Regina Coeli el 11 de mayo, el encuentro con la prensa internacional el día 12, la audiencia con el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede el 16, y finalmente, la Misa de Inicio de Pontificado el 18 de mayo.
Sobre esta celebración, subrayó: “Será un acto de enorme relevancia internacional. Se le impondrán el anillo del pescador y el palio, símbolos propios del ministerio petrino, en un marco de solemnidad y respeto”. Además, estarán presentes líderes de todo el mundo, incluidas delegaciones oficiales y reinas autorizadas a vestir de blanco, según protocolo vaticano.
En este contexto de globalización y acceso instantáneo a la información, el ceremonial también enfrenta nuevos desafíos. “Aunque ciertas filtraciones —como el conocimiento anticipado de la elección papal antes de la fumata blanca— restan algo del misticismo característico, también revelan que la Santa Sede comprende los tiempos modernos y se adapta a ellos”, explicó Gavalda.
Sobre el simbolismo del nombre elegido, el especialista comentó: “León no estaba entre los nombres más esperados. Se hablaba de Pío XIII, Juan Pablo III o incluso Francisco II. Pero este nombre nos conecta con una tradición firme, especialmente con León XIII, que supo interpretar los desafíos de la Revolución Industrial con sabiduría doctrinal”.
Finalmente, dejó un deseo personal para el nuevo Papa: “Esperamos un pontificado largo, fecundo y bendecido. Su familia, aunque no tenga un rol institucional como las casas reales, sin duda vivirá este momento con orgullo y recogimiento espiritual”.
Así, bajo el signo de la fe y con un fuerte mensaje de continuidad y esperanza, inicia su ministerio el Papa número 267 de la historia de la Iglesia.