La visita de este pequeño colibrí al hogar puede tener múltiples significados, muchos de ellos asociados a buenos augurios, renovación y energía positiva.
Pequeño, colorido y veloz, el colibrí es un símbolo de alegría y esperanza. Esta diminuta ave, que pertenece a una familia con más de 300 especies, es vista desde distintas culturas como portadora de buenos presagios cuando aparece.
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Aunque suelen habitar en espacios verdes como reservas o zonas donde abunda la naturaleza, no es raro verlos pasar por jardines o incluso por dentro de los hogares. Desde tiempos antiguos, su visita se interpreta como una señal positiva: alegría que toca la puerta del alma.
El simbolismo espiritual del colibrí
Con un promedio de 70 a 80 aleteos por segundo, el colibrí transmite una energía vibrante y vital. Su comportamiento ha sido interpretado espiritualmente como una metáfora de vida: vivir con intensidad, hacer pausas necesarias y volver a empezar con fuerza renovada.
Según distintas creencias, su presencia representa:
Vitalidad y alegría: se asocia con el amor, la energía positiva y la sanación emocional.
Buenos augurios: se dice que ayuda a concretar deseos sinceros.
Adaptación: es ejemplo de cómo enfrentar los cambios con agilidad y salir fortalecidos.
Pasión y creatividad: inspira a trabajar con dedicación, por eso es considerado un tótem por artistas y personas sensibles al detalle.
En algunas tradiciones, como la cristiana, se lo menciona como mensajero del cielo, símbolo del alma de un ser querido que vuelve con un mensaje de luz. Para los mayas, el colibrí era un emisario de los dioses, cercano a los ángeles, que llega cuando alguien necesita liberar cargas y sanar.
Curiosidades del colibrí
Es el ave más pequeña del mundo.
Puede volar hacia atrás y mantenerse suspendido en el aire.
Tiene patas débiles, por lo que no camina.
Su corazón puede latir hasta 1.200 veces por minuto.
Su lengua bífida recuerda a la de las serpientes.
Puede visitar hasta 1.000 flores por día para alimentarse.
Entra en un estado de letargo al dormir, para conservar energía.
Son territoriales y no dudan en defender su espacio.
Como ocurre con toda especie, se recomienda no atraparlos ni molestarlos. Cada ser cumple una función esencial en el equilibrio del ecosistema. Protegerlos también es proteger la naturaleza que nos rodea.