Tras caer en una cisterna y luchar por su vida, el pequeño Lionel fue salvado en lo que su madre Romina describe como un verdadero milagro.
La fe de una madre puede atravesar cualquier dolor. Romina Ventureira, de Los Telares, vivió horas de angustia cuando su pequeño hijo, Lionel Coronel Ventureira, cayó en una cisterna llena de agua y quedó al borde de la muerte. Mientras viajaban en ambulancia hacia el hospital de Añatuya, Romina cerró los ojos y rogó a Dios por su hijo. Fue entonces cuando, inesperadamente, se le representó el rostro del papa Francisco, recientemente fallecido, a quien nunca antes había seguido ni mostrado devoción.
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"Si estás junto a Dios, no dejes que mi hijo se muera", le pidió en un acto de fe desesperado. Aunque no tenía un vínculo espiritual previo con el pontífice, en aquel momento crítico encontró en su imagen una esperanza.
La situación en la ambulancia era crítica. Lionel apenas emitía sonidos y el médico, doctor Villaverde, intentaba hacerlo reaccionar. De manera casi milagrosa, tras los ruegos de Romina, el pequeño abrió los ojos. El médico, entre lágrimas, aplaudió y le aseguró a la madre que su hijo había vuelto en sí.
En el hospital de Añatuya confirmaron su recuperación y, luego de estudios en el CIS Banda, comprobaron que estaba fuera de peligro. Hoy, Lionel juega, come bien y disfruta mirando las palomas desde su habitación, mientras su familia agradece por el "milagro".
Romina relató que nunca entendió cómo fue que la imagen del papa Francisco apareció en su mente en ese momento. "Nunca vi una misa suya, nunca lo seguí, pero se me presentó. Hoy creo que intercedió por nosotros", expresó emocionada. Desde ahora, Francisco tendrá un lugar especial en el altar de su hogar, junto a las imágenes de la Virgen y del Divino Niño.
Sobre el accidente, Romina explicó que su madre, quien había ido a visitarla, se llevó al niño en moto para ver a otros familiares. Pocos minutos después, Lionel cayó en la cisterna de la casa de su abuela. El rápido accionar de los médicos y, según ella, la intervención divina, lograron salvarlo.
"Para mí, esto fue un milagro de Francisco", repite Romina con lágrimas en los ojos, sintiendo que la fe de ese viernes quedará marcada para siempre en su vida.