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Monseñor Martínez Ossola: “Francisco deja una Iglesia en movimiento, al servicio de los pobres”

El obispo auxiliar de Santiago del Estero reflexionó sobre el legado del papa Francisco fallecido el lunes último.

Hoy 23:18

En una entrevista exclusiva con Libertad de Opinión, el obispo auxiliar de Santiago del Estero, monseñor Enrique Martínez Ossola, compartió reflexiones profundas sobre el legado del Papa Francisco, a quien conoce desde hace casi 50 años.

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Destacó su sólida formación teológica y filosófica, típica de los jesuitas, y rememoró momentos personales compartidos con Jorge Bergoglio desde los años setenta, cuando éste ya se perfilaba como una figura singular dentro de la Compañía de Jesús. “No vas a encontrar un jesuita tonto”, afirmó el obispo, y recordó que a los 38 años, Francisco ya era provincial, en una posición de gran exigencia.

Martínez Ossola repasó también momentos menos conocidos del pontífice argentino, como el tiempo en que, relegado, vivió dos años en Córdoba sin tareas fijas. “Francisco es una versión mejorada de Bergoglio”, sintetizó el obispo, aludiendo al proceso de maduración espiritual del actual Papa.

Recordó su última visita al Vaticano, en febrero del año pasado, donde el Papa bromeó con los obispos santiagueños sobre la posibilidad de otorgarle a Santiago del Estero un lugar preponderante dentro de la estructura eclesiástica nacional: “Si voy a Argentina, voy a Santiago del Estero, voy a la Mamantula”.

Para Martínez Ossola, la frase que mejor resume el pontificado de Francisco es aquella pronunciada en su primera entrevista como Papa: “Sueño con una Iglesia pobre para los pobres”. En ese sentido, valoró especialmente el enfoque pastoral de Francisco, centrado en la escucha y en la renovación de la Iglesia. “Deja una Iglesia en estado de asamblea, que se está repensando, que no se instala en un sitio fijo, sino que está atenta a los signos de los tiempos”, aseguró.

En cuanto al proceso sinodal impulsado por Francisco, el obispo remarcó su carácter revolucionario: “Por primera vez, la Iglesia se sienta a escuchar a la gente. Falta que pongamos atención a lo que escuchemos, que no nos entre por un oído y salga por el otro”. Para el prelado, el Papa comprende las debilidades humanas y sabe que la fe y la acción pastoral deben adaptarse a los desafíos del presente, sin perder de vista la esperanza: “Con Dios, todo es posible”.