El 21 de abril de 2013, un meteorito iluminó el cielo de Santiago del Estero y causó asombro, miedo y un fenómeno nunca antes visto en la región.
Hace exactamente 12 años, el cielo de Santiago del Estero se transformó en escenario de un fenómeno astronómico tan inesperado como impactante. La noche del 21 de abril de 2013, una intensa bola de fuego surcó el firmamento y convirtió la oscuridad en un destello diurno por unos segundos, causando asombro, miedo y desconcierto entre los habitantes.
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El fenómeno fue visible en varias provincias del norte argentino, pero fue en Santiago del Estero donde la luminosidad alcanzó su mayor intensidad. Miles de personas reportaron haber presenciado el evento, que despertó a muchos de sus camas y generó una fuerte reacción en animales domésticos. Las líneas telefónicas de emergencias, como la policía, colapsaron ante la oleada de llamados de vecinos alarmados.
De acuerdo al astrónomo Jorge Coghlan, el fenómeno fue causado por un meteorito que ingresó a gran velocidad en la atmósfera terrestre. Aunque su tamaño se estimó en apenas 20 centímetros de diámetro, la energía liberada fue suficiente para generar una potente luminosidad y una explosión audible en algunas zonas. Algunos vecinos incluso afirmaron haber sentido una sacudida similar a un temblor.
La composición del meteorito —probablemente de níquel, hierro y magnesio— habría contribuido a los destellos coloridos que muchos testigos relataron. Según Coghlan, lo verdaderamente relevante no fue el tamaño del objeto, sino la velocidad a la que impactó con la atmósfera, lo que generó el espectáculo celeste.
Doce años después, aquel episodio sigue presente en la memoria colectiva de los santiagueños como una noche en que el cielo habló, y por unos segundos, convirtió la oscuridad en un día fugaz y sobrecogedor.