Kelly O’Sullivan dirige y coescribe junto a Alex Thompson esta historia sobre un albañil, al que Keith Kupferer aporta una omnipresente carga emocional, que encuentra una inesperada vía de escape realizando una producción 'amateur' de 'Romeo y Julieta'.
Por Ricardo Rosado
Para Fotogramas
HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE DIARIO PANORAMA Y ESTAR SIEMPRE INFORMADO
Se podría argumentar que el encanto que transmitió Kelly O’Sullivan en el libreto de 'Saint Frances' (A. Thompson, 2019) se debía a la suerte del principiante, pero aquel injusto menosprecio se desbarata tras la llegada a los cines de 'Ghostlight', un título que, además de escribir, codirige junto al propio Thompson y que se ha convertido en uno de los films independientes del año para la siempre exigente National Board of Review.
Dan, un trabajador de la construcción al que Keith Kupferer aporta una omnipresente carga emocional, encuentra una inesperada vía de escape realizando una producción 'amateur' de 'Romeo y Julieta'. Esa distracción no solo se convierte en un ejercicio de sanación para el personaje, sino que sirve de puente para que O’Sullivan se comunique con los espectadores de un modo siempre amable y sincero, capaz de acercarse al tenebrismo que pretende un escenario que, por su condición de ejercicio de aficionados con más pasión que tablas, resulta irresistiblemente acogedor y divertido.
Para dejarse llevar por encantadores caminos secundarios.