Las altas temperaturas modifican el comportamiento de las garrapatas, que empiezan a buscar a las mascotas de la casa.
Además de los peligros clásicos como la deshidratación y los golpes de calor, las altas temperaturas crean el ambiente perfecto para que proliferen garrapatas y traigan consecuencias para la salud, de las mascotas y las personas.
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Con el calor, las garrapatas encuentran el ambiente perfecto para reproducirse y buscar nuevos “hogares”. Según estudios, se ha demostrado que estos ectoparásitos modifican su comportamiento según la temperatura.
En climas calurosos (38°C), las garrapatas de ciertas especies prefieren picar a los humanos en lugar de a los perros, en comparación con temperaturas más frescas (23,5°C). Esto aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades a las personas, lo que podría generar brotes más frecuentes de afecciones relacionadas con estas desagradables criaturas.
Las garrapatas pasan la mayor parte de su vida ocultas en el entorno y solo suben a los animales por períodos breves para alimentarse. De hecho, los expertos indican que el 95% de la población de garrapatas reside en lugares como alfombras, grietas en las paredes o jardines, mientras que solo un 5% se encuentra sobre las mascotas.
Con las altas temperaturas, estos parásitos se activan y buscan desesperadamente un hospedador, por lo cual pueden caminar grandes distancias e incluso pasar de una casa a otra subiendo paredes y muros hasta encontrar un huésped.