Hoy se verá si consolida la lucha facciosa entre dos fuerzas rígidas o agrega más coloraturas proclives a consensos.
Por Pablo Sirvén, en diario La Nación
Un cañonazo de los turcos partió al medio al vizconde Medardo de Terralba cuando cabalgaba por la llanura de Bohemia. Sus dos mitades siguieron viviendo por separado agregando a esa rareza otra particularidad: una parte era pura maldad; la otra tenía buen corazón.
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Pero “El Doliente” y “El Bueno” –así pasaron a llamarlos respectivamente– eran imperfectos por estar incompletos. Tras un duelo entre ambos, en que se hieren mutuamente con gravedad, un hábil cirujano los compagina para que vuelvan a ser “un hombre entero, ni bueno ni malo, una mezcla de maldad y bondad, es decir, no diferente en apariencia a lo que era antes de que lo partiesen en dos. Pero tenía la experiencia de la una y la otra mitad refundidas, y por lo tanto debía de ser muy sabio”.
El vizconde demediado es una fábula contemporánea que escribió Ítalo Calvino en tiempos de la Guerra Fría de un mundo polarizado en dos partes que se amenazaban con el holocausto nuclear.
Salvando las abismales distancias, la Argentina anda hace rato partida (y perdida) en dos con resultados lamentables desde el punto de vista político, social y económico. Una parte se considera justa dueña de la verdad en combate con la otra, a la que considera pérfida y dañina. Son roles intercambiables, según quién mire. Ninguna de las dos logra imponerse a la otra y toda la energía se les va en repelerse, mientras a su alrededor todo se cae a pedazos porque nunca arreglan nada.
Por su propia naturaleza, las elecciones legislativas no deberían ser tan dramáticas. Podrían ser una excelente oportunidad para darle mayores matices y superar esa bipolaridad malsana e incapaz de resolver algo.
Pero no: los líderes políticos de las dos fuerzas que juntan más votos solo coinciden en que debe triunfar su facción sobre la otra. El eslogan principal del oficialismo es: “La libertad avanza o Argentina retrocede”; el del kirchnerismo, “Frenar a Milei”.
El presidente libertario no paró de denostar al Congreso desde el día que asumió y lo acusó de “destituyente” en su último acto. Desde el Poder Legislativo le declararon la guerra. Cuando la líder justicialista presa gobernaba redujo a mera escribanía al Parlamento y hacía valer su mayoría a rajatabla. Al ser caudillos autocráticos, también Milei y Cristina Kirchner coinciden en aborrecer disensos y deliberaciones legislativas.
Se dirá que en todos lados es más o menos normal cierta ebullición en las cámaras. Claro que sí: una discusión fogosa sobre alguna cuestión relevante aquí y en cualquier lugar del mundo puede ser excepcionalmente justificable, pero no el continuo bajo nivel, las chicanas constantes, el lenguaje soez y hasta las agresiones físicas que campean en nuestro Parlamento, de notable impericia para obtener resultados que beneficien a la sociedad.
El Presidente pretende neutralizarlo con sucesivos vetos que el Congreso viene deshaciendo. Pero luego las leyes restauradas tampoco funcionan por no tener asignados sus respectivos fondos.
Para acceder a puestos de jerarquía en una empresa importante hay que contar con antecedentes de fuste. Para ejercer una profesión notable es necesario haberse graduado antes en la universidad y tener un título habilitante. Pero resulta que para elaborar las leyes que regirán los destinos de un país no hace falta conocimiento alguno. Alcanza con la voluntad del capanga de turno que arma las listas con mezquindad partidaria.
Ya que no son eruditos, ¿no debería, al menos, ser requisito mínimo contar con gente educada, munida de sentido común y vocación por acordar? ¿O solo vale la dictadura del número mayoritario para imponer las decisiones?
“Acompañar otras opciones es volver atrás”, arengó en Rosario Manuel Adorni. La única fuerza capaz de “frenar a Milei” es el peronismo, dijo la presidiaria de San José 1111 en su último audio.
Desprecian al unísono a las demás fuerzas políticas negando al Poder Legislativo lo que le es propio y característico: los matices. Colores diversos indispensables para llegar a consensos representativos, algo en lo que nunca están interesados los que solo quieren imponer su voluntad monocromática.
Por planteos del PJ y de la UCR, que la Cámara Electoral aceptó, hoy solo se conocerán oficialmente resultados por distritos, pero la suma de votos a nivel nacional la deberá hacer el periodismo. Es que electoralmente las bancas conquistadas se cuentan por provincia. Pero para el espíritu resultadista argento cuenta, y mucho, saber quién sacará más votos en total. La Libertad Avanza es la única fuerza constituida en los 24 distritos y confía en que en esa suma resulte favorecida. Es que en 2023 LLA hizo muy malas elecciones provinciales, pero a nivel general ganó las PASO y la segunda vuelta. Apuesta a que la historia se repita.