Con el 63% de los votos, la dirigente de perfil progresista reemplazará a Michael D. Higgins, en el cargo desde 2011.
De la legislatura local a la presidencia de Irlanda:
Catherine Connolly, quien compitió en las elecciones de su país sin respaldo partidario, derrotó ampliamente a la candidata Heather Humphreys y será la nueva presidenta irlandesa por siete años. Se estima que participaron 3,6 millones de votantes y Connolly obtuvo el 63% de los votos, contra 29,5% de Humphreys.
Connolly será la décima presidenta del país, que atravesó gran parte de su historia como Estado libre con dominio británico. Recién en 1949 se instauró el cargo presidencial, que ya tuvo como representante a dos mujeres: Mary Robinson (1990-1997) y Mary McAleese (1997-2011). Sucederá a Michael Higgins, quien ejercía el cargo desde el 2011.
Heather Humphreys, la candidata presidencial de Fine Gael y exministra de Protección Social, reconoció la derrota y felicitó a la flamante mandataria a través de un mensaje en redes sociales: "Quiero felicitar a Catherine Connolly por su elección como décima presidenta de Irlanda. Catherine será la presidenta de todos nosotros, será mi presidenta y le deseo mucho éxito".
El saliente presidente, Michael Higgins, también felicitó a la ganadora con una declaración publicada por las vías oficiales irlandesas. "Esta tarde hablé por teléfono con la presidenta electa, Catherine Connolly. La felicité por su elección como décima presidenta de Irlanda en un día tan importante para ella y su familia. La presidenta electa contará con el pleno apoyo de esta oficina mientras se prepara para su investidura el próximo mes", aseguró.
Con formación en psicología y derecho, Catherine Connolly inició su carrera política en el Partido Laborista, dando sus primeros pasos en la gestión de su localidad natal, Galway. Allí fue electa concejala y luego asumió como alcaldesa.
Sin embargo, una disputa interna en el 2007 la llevó a iniciar un rumbo como diputada autónoma, cargo que asumió hasta competir en las elecciones del 2025. Se considera que alcanzó su avasallante triunfo con el apoyo socialdemócrata y del partido Sinn Féin (antiguo brazo político de la organización armada de izquierda IRA).
Además de tener respaldo juvenil por acompañar proyectos de matrimonio igualitario y otros avances sociales, su campaña estuvo respaldada en las críticas a la crisis inmobiliaria por la dificultad de acceso a la vivienda. En política internacional, tuvo duras posiciones contra la Unión Europea, Estados Unidos, la OTAN e Israel.