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Estados Unidos analiza volver a importar carne argentina, pero advirtió que el volumen será limitado

La secretaria de Agricultura estadounidense confirmó que se evalúa reabrir el mercado a la carne vacuna nacional, aunque remarcó que el flujo comercial será acotado y condicionado por los controles sanitarios ante el riesgo de fiebre aftosa.

22/10/2025

La posibilidad de que Estados Unidos vuelva a comprar carne vacuna argentina despertó entusiasmo entre exportadores y productores locales, pero desde Washington ya bajaron las expectativas. En declaraciones a la cadena CNBC, la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, afirmó que “no será mucho lo que compremos” y subrayó que cualquier decisión estará sujeta a estrictos controles sanitarios.

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Durante la entrevista, la funcionaria explicó que Estados Unidos consume unas 12 millones de toneladas métricas de carne bovina al año, de las cuales 10 millones provienen de la producción interna. “Los otros dos millones son importados. Hay una parte que se destina a la carne molida para cadenas como McDonald’s y otra que corresponde a cortes musculares reales, considerados más saludables por muchos estadounidenses”, precisó Rollins.

La secretaria agregó que las conversaciones con la Argentina se enmarcan en un plan de apertura comercial impulsado por el presidente Donald Trump, quien “ha mencionado un par de veces” la posibilidad de habilitar nuevamente el ingreso de productos argentinos. “Vamos a tener más información en los próximos días, pero como parte de esas doce millones de toneladas, no será mucho lo que compremos”, reiteró.

Rollins remarcó que cualquier avance dependerá de garantizar la seguridad sanitaria del rodeo estadounidense. “Argentina enfrenta un problema de fiebre aftosa, y en el Departamento de Agricultura debemos asegurarnos de que nuestra industria ganadera esté segura”, sostuvo.

La funcionaria también mencionó otros desafíos sanitarios, como la presencia del gusano barrenador del ganado proveniente de México, motivo por el cual las autoridades mantienen una vigilancia estricta sobre las importaciones agropecuarias. “Estamos en primera línea. Este es un mercado muy complejo y sensible, y vamos a asegurarnos de que esté protegido”, señaló.

Desde el Departamento de Agricultura de EE.UU., fuentes consultadas por CNBC confirmaron que los equipos técnicos de ambos países trabajan en los protocolos sanitarios y de trazabilidad necesarios antes de autorizar nuevos cupos de exportación. Las tratativas forman parte de un proceso para “modernizar los estándares de importación de carne bovina” en el marco del acercamiento diplomático entre ambos gobiernos.

Rollins aprovechó además para referirse a los cambios que impulsa la administración Trump en las pautas nutricionales, especialmente en torno al consumo de grasas saturadas. “Estamos trabajando para hacer que Estados Unidos vuelva a ser saludable. Parte de eso implica revisar las pautas sobre las grasas saturadas y su impacto en la industria de las proteínas: carne, pollo, cerdo y más”, explicó.

El objetivo, según dijo, es equilibrar la producción y el consumo de proteínas animales para fortalecer la cadena agroindustrial local. En ese contexto, la posible apertura parcial al ingreso de carne argentina forma parte de una estrategia más amplia de diversificación, aunque con prioridad en la producción doméstica.

El informe de CNBC también reflejó el malestar de asociaciones ganaderas locales, que temen un eventual impacto en los precios internos. Entidades como el Texas Cattlemen’s Association y el National Beef Council advirtieron que un aumento, aunque sea marginal, de las importaciones podría afectar a los pequeños criadores.

“Cualquier ingreso de carne debe estar sujeto a estrictas normas sanitarias y de control de calidad. No podemos permitir que se repita lo ocurrido hace dos décadas, cuando el brote de fiebre aftosa en el Cono Sur generó pérdidas multimillonarias y puso en riesgo la reputación del sistema alimentario estadounidense”, expresó un representante del sector.

En Buenos Aires, fuentes del Ministerio de Economía y de la Secretaría de Bioeconomía confirmaron que las negociaciones avanzan con cautela. Los técnicos argentinos trabajan para garantizar la trazabilidad del ganado proveniente de zonas libres de fiebre aftosa sin vacunación, tal como exige el Senasa.

Aunque el impacto económico sería moderado por el bajo volumen de exportaciones previsto, el acceso al mercado estadounidense tendría un valor simbólico y diplomático importante para la Argentina. En 2022, Estados Unidos había levantado temporalmente la prohibición, pero los envíos se suspendieron poco después por diferencias en los estándares sanitarios.