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Opinión y Actualidad

Crítica de "Alpha"

La nueva e impactante película de la directora de "Titane", con la que ganó la Palma de Oro en Cannes en 2021.

10/10/2025

Por Manu Yáñez
Para Fotogramas

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Si los cuerpos han sido siempre el eje vertebral del discurso fílmico de la francesa Julia Ducournau –ganadora de la Palma de Oro de Cannes con ‘Titane’–, en ‘Alpha’, el curso de las imágenes y su significado se concentran en la piel de los personajes, al menos en su tramo inicial. En la primera escena, vemos a Alpha, la protagonista, a la edad de cinco años (Ambrine Trigo Ouaked), resiguiendo con un rotulador gigante las pústulas que se amontonan sobre el antebrazo de su tío, un adicto a la heroína (Tahar Rahim, en su mejor papel desde ‘Un profeta’).

Tras esta primera imagen de impacto –la especialidad de Ducournau–, la siguiente escena nos lleva hasta la adolescencia de Alpha (Mélissa Boros, un descubrimiento), que a los trece años yace inconsciente, en una fiesta bañada en alcohol, mientras le hacen un tatuaje con la letra “A”. Estas dos escenas perfilan los tiempos históricos sobre los que pivota la trama de ‘Alpha’, entre principios de la década de 1980, cuando estalló la epidemia de SIDA, y 1990, cuando la herida abierta por aquel virus aún supuraba con intensidad. De esta manera, Ducournau explora cuestiones como la adicción, la enfermedad y la pérdida, y lo hace golpeando violentamente la sensibilidad del espectador. De hecho, las dos escenas descritas al inicio de este párrafo contienen un buen número de planos detalle de heridas infectadas y de agujas que hurgan bruscamente en la piel humana.

Familia de origen norteafricano, cuestión de clase

Ducournau es una de las cineastas más inteligentes del panorama actual, y consciente de las expectativas generadas tras el éxito de ‘Titane’, apuesta en ‘Alpha’ por el misterio y la alegoría. Así, mientras ‘Titane’ sorprendía al espectador desde sus primeros compases, mostrando, por ejemplo, la fusión sexual entre el cuerpo de una mujer y la carrocería de un coche, ‘Alpha’ se construye a fuego más lento, sustituyendo la acumulación lineal de episodios salvajes por una estructura dialéctica, de ida y vuelta, entre los dos tiempos del relato. Así es como el espectador, y la propia Alpha, irán descubriendo la profundidad del trauma que engendró aquella epidemia, que hizo aflorar el lastre de la homofobia y que sumió al mundo en un estado de alarma (factores a los que Ducournau añade la cuestión de clase y el tema de la inmigración norteafricana en Francia).