A punto de cumplir 43 años, el base de aquel exitoso equipo de Rubén Magnano anunció su retiro del básquet de manera profesional. Su último equipo fue Benedetto XIV Cento de la Serie A2 de Italia.
El Lancha Delfino, el último integrante en actividad de la Generación Dorada del básquet argentino, anunció oficialmente su retiro profesional, poniendo fin a una carrera brillante que marcó una era. Con su decisión, se cierra también uno de los capítulos más exitosos en la historia del deporte argentino, aquel que alcanzó la gloria olímpica en Atenas 2004 bajo la conducción de Rubén Magnano.
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En una entrevista con el programa Doble Doble, acompañado por Julio Lamas, Delfino confirmó lo que muchos sospechaban: “Ya no juego más. No empecé la temporada, no me estoy entrenando y no estoy corriendo, que ya es mucho. Estoy viendo mucho básquet y hay momentos que lo extraño, pero me siento bien físicamente y eso no tiene precio. Jugar no juego más”, expresó el exjugador.
El santafesino, que se encontraba jugando para Benedetto XIV Cento de la segunda división de Italia, explicó los motivos de su retiro: “Hace algunos meses llegó un momento que pensé que nunca iba a llegar, que era poner excusas para ir a entrenar y no tener ganas de ir. Fue una mezcla de cosas y dije ‘llegó el momento’”.
Delfino recordó los años difíciles que atravesó por las lesiones, en especial la fractura del escafoides del pie derecho sufrida en 2013 durante un partido de playoffs de la NBA con Houston Rockets frente a Oklahoma City Thunder. Aquella lesión lo marginó de la competencia durante 47 meses y lo llevó a pasar por siete operaciones antes de regresar con Boca Juniors en la Liga Nacional. “Sufrí mucho con mi físico y en un momento dejé por casi cuatro años. Esta vez dije: ‘Estoy bien, estoy entero y puedo elegir yo’”, afirmó con serenidad.
Aunque cuelga las zapatillas, el Lancha no se alejará del deporte que lo consagró. “Estoy viendo el tema de poder ser entrenador”, adelantó, dejando abierta la puerta a un futuro desde el banco de suplentes.
Con su despedida, Delfino cierra una trayectoria de más de dos décadas en la élite mundial, donde brilló en la Selección Argentina, la NBA, Europa y el básquet nacional. Su legado, como el de toda la Generación Dorada, quedará grabado para siempre en la historia del deporte argentino.