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Opinión y Actualidad

Crítica de "Una batalla tras otra"

Paul Thomas Anderson y Leonardo DiCaprio unen fuerzas en la (posiblemente) mejor película que puedes ver en una sala de cine este 2025.

07/10/2025

Por Laura Pérez
Para Fotogramas

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Paul Thomas Anderson lleva años obsesionado con Thomas Pynchon, un novelista tan vinculado a la cultura pop que ha merecido hasta alguna aparición en 'Los Simpson'. Ya lo adaptó en 'Puro vicio' (2014) de manera bastante  literal. Esta vez, el estatus legal de la película respecto a su libro 'Vineland' es “inspirado en”. Lo que ha hecho es trasladar un relato sobre los movimientos revolucionarios y contraculturales de los 60 a la más rabiosa actualidad. Y de qué manera. Algo que Anderson siempre ha sabido hacer como nadie es captar el zeitgeist de cada una de sus películas. Desde el exceso setentero de 'Boogie Nights' (1997), hasta el desconcierto de fin de siglo de 'Magnolia' (1999), la codicia pre-crack del 29 en 'Pozos de ambición' (2007) o la luminosidad de su infancia californiana en 'Licorice Pizza' (2021). Ahora retrata el clima de  violencia política en Estados Unidos con una energía enfurecida. El enemigo ya no está en Vietnam ni en refugios de Al Qaeda, ahora son los inmigrantes latinos. La guerra está aquí (ya lo dijo Alex Garland en 'Civil War'). Con esta cerilla enciende una mecha que nos lleva a volantazos de escenarios cuasi distópicos a momentos de hilarante parodia.

'Una batalla tras otra' encierra dos películas en una (aunque podrían ser muchas más). Una comienza en un centro de detención de inmigrantes en la frontera con México donde actúa un violento grupo revolucionario que siembra el caos en las calles. Solo por el nivel de acción y la persecución que vemos en este arranque merece la pena sentarse ante la pantalla. Y es solo el principio. La otra parte tiene lugar 16 años después. "El mundo ha cambiado poco", dice uno de los personajes. Pero los que antes eran  rebeldes ahora se hacen llamar la resistencia. Han perdido la batalla y las élites blancas supremacistas copan el poder. Vemos a un DiCaprio tan colgado como El Nota de 'El gran Lebowski', mientras Sean Penn ejerce de villano grotesco obsesionado por la pureza de Estados Unidos. Las referencias son infinitas, las conexiones con la actualidad todavía más y su espectacularidad visual prometen convertirla en un clásico de este tiempo extraño desde ya.