Este martes quedaron habilitados los cajeros automáticos de última generación en un edificio histórico de calle Independencia que vuelve a brillar en el corazón de la Madre de Ciudades.
La ciudad de Santiago del Estero guarda en su corazón un edificio que es mucho más que una construcción: la sede fundacional del Banco Santiago del Estero. Ubicado en la calle Independencia, a media cuadra de la plaza principal, este inmueble de 1911 ha sido testigo del devenir de la Madre de Ciudades, de sus transformaciones económicas, sociales y culturales.
Desde su inauguración se erigió como un símbolo de solidez institucional y un punto de referencia urbana, con la impronta característica del estilo neoclásico de principios del siglo XX, cargado de monumentalidad y detalles ornamentales.
Durante más de un siglo, la sede acompañó el crecimiento del banco y de la propia ciudad, pero el paso del tiempo había dejado huellas: la fachada perdía definición, los materiales mostraban desgaste y los espacios ya no respondían a las necesidades actuales, dado que durante muchos años fue utilizada por instituciones administrativas. Frente a este escenario, la decisión de encarar un proyecto de puesta en valor no fue solamente una acción de mantenimiento, sino un gesto de compromiso con la memoria colectiva y con la vida urbana de Santiago Capital.
La obra fue propulsada por el Banco Santiago del Estero, cuyo presidente, el Licenciado Gustavo Ick; su vicepresidente, Jorge Fabián González, y un calificado equipo gerencial, impulsan obras de Alta Calidad, en la constante búsqueda de la excelencia en todas sus empresas y servicios, como un aporte a la comunidad santiagueña. Fue diseñada, proyectada y supervisada por el estudio D+B Arquitectos Asociados a cargo de los Arquitectos Antonella Dománico y Luciano Bertorello. Y ejecutada por la empresa constructora Bailón y Asociados SRL, equipos locales cuya labor conjunta refuerza el valor de confiar en la producción profesional de la provincia.
Dicha obra fue concebida como un equilibrio entre respeto y transformación. Se respetó la volumetría original de la fachada, las molduras y cornisas que le daban carácter, la composición armónica de vanos y proporciones clásicas. Y se transformó para modernizar con sobriedad: limpiar visualmente el conjunto, incorporar ventanales que otorgan transparencia y luz, y sumar un diseño lumínico que realza la belleza del edificio y lo devuelve al protagonismo urbano que merece.
Pero el verdadero valor de la intervención no se limita a lo que se ve desde afuera. El interior del edificio fue resignificado como un espacio que combina funcionalidad y simbolismo. Allí se creó un gran salón que oficia de transición hacia la zona de cajeros automáticos, una suerte de "plaza histórica interior" donde se expone una muestra con la historia del Banco y su edificio fundacional. El ingreso de los clientes se ordena en un ámbito más amplio, confortable y con valor arquitectónico e histórico, donde se genera un momento para estar dentro de un espacio patrimonial que transmite identidad y pertenencia.
Este gesto es especialmente significativo porque convierte al banco en un actor que no solo brinda servicios financieros, sino que también devuelve a la ciudad un edificio de calidad. Lo que antes era una fachada deteriorada, hoy es un hito urbano renovado, un testimonio vivo de la capacidad de Santiago del Estero de mirar hacia el futuro sin olvidar sus raíces, tal como lo impulsó el Licenciado Gustavo Ick.
La recuperación de la sede fundacional del Banco Santiago del Estero trasciende lo edilicio. Es un mensaje institucional y ciudadano: revalorizar el patrimonio no es un lujo, sino una forma de reconocer nuestra historia y proyectarla hacia adelante. Este edificio, que alguna vez se oscureció por el paso del tiempo, hoy vuelve a brillar, revitalizado y abierto a la comunidad, reafirmando su rol como símbolo de confianza y como aporte concreto a la trama urbana.
Así, lo que comenzó en 1911 como una construcción bancaria se convierte, más de un siglo después, en un espacio de encuentro entre memoria y modernidad. El Banco Santiago del Estero no solo recupera un edificio: reafirma su lugar en la vida de la ciudad y se proyecta con fuerza hacia el futuro, con la convicción de que cuidar el patrimonio es también cuidar la identidad de una comunidad. Al recuperar el esplendor del edificio y darle un nuevo uso, se convierte nuevamente en un punto de encuentro y en un símbolo de pertenencia, proyectando hacia adelante los valores que lo hicieron nacer.