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Opinión y Actualidad

Ucrania: Lo que Trump está en condiciones de prometer

"Las promesas sólo comprometen a quienes creen en ellas” es una frase atribuida al ex presidente de Francia Jacques Chirac, que de política sabía mucho. Debería tenerse presente a la luz de las tratativas entre Trump y Putin para poner fin a la guerra en Ucrania.

22/08/2025

Por Claudio Ingerflom
Para Clarín

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En 1568, el rey sueco Eric XIV, fue destronado por lo que ahora llamamos un golpe de Estado, dirigido por su hermanastro, quien subió al trono bajo el nombre de Juan III. Eric fue encerrado junto a su familia y murió, probablemente envenenado por orden de Juan III, en 1577. Mientras tanto, no muy lejos, en Moscú, reinaba Iván IV, llamado posteriormente “el Terrible”.

Fue el primer monarca que ostentó oficialmente el título de Zar y también el que sentó las sólidas y pluriseculares bases ideológicas de la autocracia rusa. En esa época, como ahora, las relaciones entre el reino de Suecia y el zarato de Moscú eran muy tensas a causa del territorio de Livonia, una región del Báltico que abarcaba un poco más que las actuales Letonia y Estonia, pretendida por Polonia, Lituania, Moscú y Suecia. Solo en ese siglo XVI, rusos y suecos se enfrentaron militarmente durante 33 años en tres guerras.

En total, por distintos motivos, protagonizaron diez guerras entre los siglos XV y XIX. Desde su prisión, Eric consiguió enviar un mensajero a Iván IV, pidiéndole ayuda para liberarlo a cambio de pasar a servirlo. El cálculo de Iván no es difícil de imaginar: un Eric libre y de nuevo rey, pero vasallo del zar implicaba la posibilidad de incorporar Suecia al zarato moscovita. Iván le respondió positivamente.

Sin embargo, no emprendió en ese momento ningún movimiento para liberarlo y Eric murió poco después. Pero, el documento enviado por Iván a Eric en el que le prometía ayudarlo fue interceptado por los hombres de Juan III. El rey sueco le escribió entonces a Iván recriminándole el apoyo a Eric.

En una extensa carta de varias páginas, fechada el 6 de enero de 1573, Iván le respondió largo y tendido sobre todos los litigios que oponían a los dos países, pero le dedicó a la recriminación de Juan solo dos frases cortas que ocupan menos de tres renglones. En la primera niega haber apoyado a Eric. En la segunda, alardeando de su poder y dando por cerrado el tema, reconoció la existencia del documento donde prometía ese apoyo, pero con estas palabras “¿Y? ¿qué significa que ese documento existió? Se escribió y ya fue, ya no es válido”.

Imagino la carcajada de Iván, un muy inteligente y feroz personaje que rara vez debía reír, si alguien le hubiese preguntado ¿Señor, a Usted le importa que confíen en su palabra?
Sabiduría popular

“Les promesses n’engagent que ceux qui y croient” o sea “Las promesas sólo comprometen a quienes creen en ellas” es una frase atribuida al ex presidente de Francia Jacques Chirac, que de política sabía mucho, quien la habría pronunciado en 1988 a propósito de su promesa hecha anteriormente, durante la campaña electoral, de bajar los impuestos. Una promesa que, obviamente, no cumplió.

Las promesas sin embargo se revelan rentables. Así, el sitio expressio.fr señala la proximidad de esa frase con un cartel que un barbero francés, hace de esto varios siglos, puso a la entrada de su peluquería: "Afeitamos gratis mañana". El hombre lo dejaba allí todos los días. Un ingenuo vecino, al día siguiente de ver el cartel, fue a afeitarse y cortarse el pelo. Se sorprendió de tener que pagar e intentó protestar. El barbero entonces le explicó: “Sí señor, pero dice que mañana es gratis”. En esa época lejana existía un gremio que incluía a dentistas, cirujanos y barberos, y que no tenía precisamente buena reputación. Lo que explica por qué se decía: “Mentiroso como un sacamuelas” y no como un político.

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Colorín colorado este cuento… no se ha acabado. Se los prometo, pero ¡en serio!

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