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Opinión y Actualidad

Crítica de "Aquel verano en París"

Mejor Película en el Cinema Jove valenciano, la cinta de Valentine Cadic sigue a una joven de provincias que llega a la capital francesa, plagada de turistas, para vivir los Juegos Olímpicos de 2024 y de paso reencontrarse con su familia.

20/08/2025

Por Sergi Sánchez
Para Fotogramas

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Es esta hermosa, modesta película estival, que acaba de ganar el premio a la Mejor Película en el Cinema Jove valenciano, un ambicioso retrato femenino, que tiene en mente al Rohmer de 'El rayo verde' pero también, en un formato más amable, menos militante, a la vagabunda del 'Sin techo ni ley' de Varda. En la errancia de Blandine entre las calurosas Olimpíadas parisinas de 2024, detectamos la sensibilidad, entre autista y felizmente autónoma, de un corazón roto que no renuncia a sorprenderse, a reconciliarse con el mundo, mientras pasea su extrañamiento por las calles de una ciudad ocupada por los turistas. Blandine procede de Normandía, es una chica de provincias vagando por la metrópoli con una mochila a cuestas, y tal vez por ello su mirada parece completamente limpia de prejuicios, y abierta a todos los encuentros que puedan aportarle algo a su recién estrenada soledad. Valentine Cadic filma las afueras del evento  deportivo, las multitudes y las colas, con espíritu de 'cinéma vérité', infiltrándose como una espía para que las humildes aventuras de Blandine parezcan robadas de la vida misma, y ella, alma pura entre rostros  impenetrables, pueda demostrar que a veces puede confiarse en la bondad de los extraños.

Blandine es opaca pero transparente, una paradoja con los ojos como platos. Está hecha de marcianos desvíos, de una contención íntima exenta de maldad, que se expresa con una reserva desbordante de nobleza y timidez cuando responde a un periodista sin responderle, cuando se reencuentra con su hermanastra, cuando cuida de su sobrina, cuando intenta despistar a un policía que la toma por activista o cuando se confiesa con ternura al joven vigilante de una piscina.

Hay un poso de melancolía en las palabras de la carta que le escribe a su exnovia, pero la película, que desvela la fortaleza de su independiente espíritu a fuego lento, se preocupa de que su retrato sea mucho más que el de una ingenua romántica. El excelente trabajo de Blandine Madec, generoso en matices, y la atenta dirección de Cadic, que ya la había dirigido en el corto 'Les grandes vacances', hacen del film una auténtica delicia.