Según estudios psicológicos, las personas que sienten una fuerte conexión con los perros suelen tener rasgos de empatía, generosidad y un sentido de responsabilidad elevado.
Amar a los perros va mucho más allá de una simple preferencia por un tipo de mascota. La psicología señala que esta inclinación refleja aspectos profundos de la personalidad, el estilo de vida y hasta la manera de relacionarse con los demás.
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Desde hace décadas, el perro se ganó el título de “mejor amigo del hombre”. Si bien los gatos también acompañaron a la humanidad desde tiempos antiguos, la relación con los canes se estrechó de forma especial.
Uno de los motivos principales está en que los perros experimentan emociones, costumbres y temores similares a los humanos, lo que favorece la creación de lazos profundos basados en la confianza, el afecto y la complicidad. Incluso, muchas veces se dice que los canes se parecen a sus dueños, tanto en rasgos físicos como en personalidad.
Un estudio colaborativo entre la Universidad de Florida, la Universidad Carroll y la Universidad Marquette identificó patrones comunes entre quienes prefieren a los perros:
La presencia de un perro puede mejorar el bienestar emocional, físico y mental de sus dueños. Entre los beneficios más destacados, la investigación psicológica señala:
Aunque el lazo entre personas y perros es profundamente positivo, psicólogos y veterinarios recomiendan mantener límites saludables. Esto evita que la relación derive en dependencia emocional excesiva, algo que podría ser perjudicial tanto para el dueño como para el animal.