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Opinión y Actualidad

Crítica de "Nadie 2"

'Nadie 2' no anda muy alejada de 'Padre no hay más que uno (el número que sea)', o de las comedias estivales de Pedro Lazaga y Mariano Ozores.

15/08/2025

Por Fausto Fernández
Para Fotogramas

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Durante la, muy divertida, entrevista que tuve el placer de hacerle, Bob Odenkirk reivindicaba todo el rato la necesidad de tener héroes de  acción calzonazos, puteados por la rutina (léase por el matrimonio y la vida familiar) y de mediana edad: el cuñado fondón de John Wick, vamos. Cuando, incidiendo (e identificado personalmente, claro) en el tema le propuse como eslógan de 'Nadie' algo así como 'John Wick meets American Beauty' las risas fueron antológicas. Odenkirk, consciente del alma sueño americano en modo modorra de la película (las escenas de acción más espectaculares del film original tenían lugar en el autobús que su  personaje usaba para ir al trabajo y en su lugar de trabajo mismo) proponía que si algún día llegaban a existir secuelas, estas fueran como las aventuras de la cómica familia Griswold liderada por Chevy Chase en  una serie de hitos de la comedia made in USA. Chevy Chase, el cuñado de John Wick.

Años después, y un infarto para el bueno de Bob 'Better Call Saul' Odenkirk mediante, llega uno a la continuación de aquel 'Nadie' y sonríe porque lo que parecía una broma durante una entrevista de promoción se ha convertido en una realidad.

'Nadie 2' (que en inglés tiene el doble sentido fonético de 2/Two/Too; 'Nadie también' referido a un personaje importante en el pasado del protagonista) es, efectivamente, la película con las vacaciones de verano (hard boiled) de los Griswold en donde el continuo ninguneo del pater familias, el destino en su contra cada diez minutos y el hastío existencial resultan más letales que los incansables, y caricaturescos, mafiosos rusos que regresan a la aburrida existencia del pobre alter ego de Odenkirk como llegan la declaración de la renta, las quemaduras  solares, los parientes inoportunos, los amigos gorrones y las películas para todos los públicos de Santiago Segura.

'Nadie 2' no anda muy alejada tampoco de 'Padre no hay más que uno (el número  que sea)', o de las comedias estivales de Pedro Lazaga y Mariano Ozores tipo 'Verano 70' o 'Cuarenta grados a la sombra', con el añadido de una  violencia cada vez más autoparódica, unos gags salvajes que actúan como la válvula de escape de este calzonazos harto de todo y de todos.

'Nadie 2' no juega ya, al menos en el caso del personaje de Bob Odenkirk, con el factor sorpresa, y la película tampoco lo es, como lo era la primera  entrega. Es algo así como tener la sensación de adivinar todo lo que va a  ir pasando (lo referente a una recuperada Sharon Stone, dichosamente capaz de reírse de su pasado actioner en 'El especialista') pero que no te importe porque a fin de cuentas la gracia de lo que se adivina una futura franquicia de cuarentones con pasado Terminator (Fantozzi arma letal) es esa: la rutina en una tumbona antes de quitarle el polvo a la Uzzi, cargarte a malosos como quien juega a la petanca, y volver a tiempo para la siesta.
Lo verdaderamente gracioso de todo esto es que tras las cámaras se  encuentre un director epiléptico y churrigueresco como el indonesio Timo Tjahjanto, quien se luce en las secuencias de acción, una montaña rusa alocada y un febril uso del montaje para que cada hueso quebrado y cada muerte tengan una polaroid (instantánea veraniega por antonomasia) en el recuerdo. Sin embargo, Tjahjanto parece no comprender nunca que todo ese desfile pirotécnico y de artes marciales Bricomanía no es el corazón de 'Nadie 2'. Que lo importante, y Bob Odenkirk sí es consciente, está  en la calma chicha, moscas y calor, en que nuestro John Wick con barriguita cervecera mira al infinito, guarda silencio y cuenta atrás, cabreado con el mundo, hasta que la lía parda lo más rápidamente posible  (menos metraje es más). Y a otra cosa. A otra refrescante película palomitera para quienes el mejor verano igual fue el del 84.