El joven jugador del Barcelona rompió el silencio en medio de la investigación por contratar personas con enanismo para su cumpleaños. La denuncia sigue su curso y crece la presión pública.
En medio del escándalo que sacudió al fútbol español, Lamine Yamal habló por primera vez tras la denuncia en su contra por parte de la Asociación de Personas con Acondroplasia, que lo acusa de haber contratado individuos con enanismo como parte del show en la fiesta de su cumpleaños. El jugador del Barcelona, de apenas 18 años, intentó bajarle el tono al conflicto, pero sus palabras no hicieron más que reavivar la polémica.
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“Juego y trabajo para Barcelona, pero cuando estoy fuera de la Ciudad Deportiva disfruto de mi vida”, dijo Yamal durante la conferencia de prensa donde se anunció su renovación de contrato hasta 2031 y la asignación de la camiseta número 10, heredada tras la salida de Ansu Fati. La frase fue interpretada por muchos como una justificación de lo ocurrido y fue fuertemente rechazada por organizaciones defensoras de derechos.
La Fiscalía de España y el Ministerio de Derechos Sociales continúan investigando si en la celebración del delantero se violó la legislación vigente, que prohíbe espectáculos que degraden a personas con discapacidad. En ese sentido, la presidenta de la asociación denunciante, Carolina Puente, fue tajante: “Lo ocurrido es absolutamente inadmisible en pleno siglo XXI. Este tipo de espectáculos degradan la imagen del colectivo y fomentan estereotipos ofensivos”.
La denuncia se apoya en precedentes legales internacionales, como el caso del francés Manuel Wackenheim, quien llevó ante tribunales su derecho a trabajar como “lanzador de enanos”, y cuyo fallo terminó priorizando la protección de la dignidad humana sobre la autonomía individual.
“La influencia de figuras como Yamal amplifica el daño”, advirtió Puente. “Normaliza una conducta que perpetúa la discriminación entre los jóvenes y desinforma sobre la realidad del colectivo”, agregó, exigiendo al futbolista una disculpa pública que siente un precedente ejemplar.
Mientras tanto, desde el Barcelona aún no hubo un pronunciamiento institucional sobre el caso, aunque puertas adentro ya se habla de malestar en la dirigencia por el impacto mediático que generó la situación, justo cuando el club buscaba proyectar a Yamal como su gran figura a futuro.
El caso, que mezcla fama, juventud, derechos humanos y responsabilidad social, promete seguir dando que hablar. La pelota está ahora del lado de Yamal, y no solo en la cancha.