Filippo Manni, de 21 años, confesó el brutal femicidio que ocurrió en Racale, Puglia.
La tranquilidad del pequeño pueblo de Racale, en Puglia, se vio sacudida por un brutal crimen. Filippo Manni, un joven de 21 años, confesó haber asesinado a su madre, Teresa Sommario, de 54 años, con un hacha. El motivo: lo retaron por no saludar al entrar a su casa.
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El martes por la tarde, Filippo fue detenido por la Policía italiana mientras deambulaba por el pueblo. Sin mostrar emoción alguna, relató a su abogado, Francesco Fasano, que “en un momento todo se apagó”.
"Subí las escaleras, agarré el hacha y la maté. Otras veces lo consideré una broma, contárselo, y hoy lo hice", dijo sin remordimientos.
Según medios locales, el joven golpeó a su madre en la nuca, la cabeza y el pecho. Luego, golpeó el ordenador de ella antes de salir de la casa.
Cuando fue detenido, el joven caminaba con el torso desnudo y en estado de confusión. “No quería escaparme —le dijo el joven de 21 años al fiscal—, sino ir al cementerio a visitar a mi abuela o a darme un baño en el mar", indicó el diario Corriere della Sera.