Diego Sebastián Paredes se coló en una fiesta de 15 años. Quiso llevarse vinos y como se los negaron, atacó al anfitrión. La víctima perdió el 40% del cráneo y quedó ciego de un ojo.
La Justicia de Mar del Plata condenó a nueve años de prisión a Diego Sebastián Paredes, tras encontrarlo culpable de atacar brutalmente con un elemento contundente a otro hombre y dejarlo al borde de la muerte. La víctima se había negado a darle un vino en una fiesta de 15.
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Paredes llegó a juicio acusado de “homicidio en grado de tentativa” contra Diego Vega, ocurrido el 15 de noviembre de 2021 en el barrio La Herradura de la ciudad balnearia.
Un ataque brutal
Según detallaron distintos medios locales, todo ocurrió cuando la familia Vega celebraba el cumpleaños de una adolescente. Paredes, junto a otros vecinos, intentó ingresar a la fiesta sin invitación y exigió llevarse unos vinos para consumir en la calle.
Fue entonces cuando, ante la negativa de Vega, se desató una pelea entre los dos hombres y, en un momento de la discusión, Paredes atacó al anfitrión con un caño galvanizado.
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La víctima se desmayó cuatro veces y fue trasladado de urgencia al Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA). “Creo que intentaron rematarme en el piso”, declaró después Vega, sobre el ataque.
Como consecuencia de la brutal agresión, Vega estuvo 27 días en terapia intensiva y pasó un año y tres meses en rehabilitación. Las secuelas son devastadoras: perdió el 40 por ciento del cráneo, está sordo de un oído y ciego en un ojo. Además, tuvo que cambiar de trabajo debido a sus limitaciones físicas.
La condena
Los jueces Paula Soulé, Juan Facundo Gómez y Pablo Javier Viñas descartaron la alevosía, a pesar de que el fiscal Carlos Russo había solicitado una pena de 17 años, argumentando la gravedad de las lesiones y las secuelas vitales que sufrió la víctima.
El Tribunal entendió que la víctima estaba “en estado de alerta” debido a que participaba de “una situación de pelea”, por lo que sostuvo que Vega podía esperar una posible lesión.
La defensa de Paredes pidió la absolución, alegando que la autoría no estaba acreditada y que el caso debía ser considerado como lesiones graves, un delito excarcelable.