David Moreau es guionista y director de esta historia que sigue el vertiginoso descenso a los infiernos nocturnos de un tipo colocado hasta las cejas que ha tenido la desgracia de toparse con una cobaya humana.
Por Sergi Sánchez
Para Fotogramas
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Bienvenidas iniciativas que, como 'MadS', aprovechan la poética de la película de toma única para pensar en algo más que sacar el virtuosismo a pasear. En el film de David Moreau, cuando el espectador toma conciencia del dispositivo es para olvidarse de las dificultades que supone ponerlo en práctica hasta sus últimas consecuencias, absorbido como está por el vertiginoso descenso a los infiernos nocturnos de un tipo colocado hasta las cejas que ha tenido la desgracia de toparse con una cobaya humana, el paciente cero de la clásica plaga de zombis bioquímicos.
El director de 'Ellos' elimina los cortes de montaje para potenciar, por un lado, la experiencia de inmersión en la pesadilla, y, por otro, para cambiar de punto de vista con la facilidad con que un virus viaja de cuerpo en cuerpo. Y en verdad la película se siente como viral, como si, una vez en su interior, no pudiéramos librarnos de formar parte de su implacable flujo nihilista, que no es otro que el de otra, una más, posibilidad de un fin del mundo que seguimos con el corazón desbocado y la tensión arterial por las nubes.
Para amantes de las montañas rusas sin cinturón de seguridad.