Tony Goldwyn, director, y Tony Spiridakis, guionista, están detrás de esta historia sobre unos padres que buscan lo mejor para su hijo neurodivergente.
Por Roger Salvans
Para Fotogramas
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No se les puede negar a Tony Goldwyn, aquí director y productor además de secundario, y al guionista Tony Spiridakis las buenas intenciones detrás de un largo que se adivina personal e íntimo: la historia de unos padres que buscan lo mejor para su hijo neurodivergente al constatar que el sistema educativo y sanitario estadounidense no tiene respuestas que se acomoden a su situación. Y ese es precisamente el mayor problema del film: poner a los padres, y en especial a él, Max –Bobby Cannavale, tan entregado como insufrible–, en el centro de una trama en la que el supuesto protagonista acaba siendo un mero resorte narrativo. Sustentada por un cast que da todo lo que tiene para sacar el guion adelante, 'Una función inesperada' tira de tics del cine indie –el viaje de conocimiento; las escenas de 'stand-up' que sirven de comentario; los consabidos hits musicales– pero deja de lado a Ezra –sorprendente William A. Fitzgerald, actor dentro del espectro– para contar la historia de Max, el único crío de la historia.
Para tomar conciencia del largo camino que queda para aceptar la neurodivergencia