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Opinión y Actualidad

¿Lo viejo funciona, Juan?

Mientras El Eternauta copa las pantallas del planeta y el apellido Oesterheld es más nombrado que Milei, en las redes sociales hay una escena que los usuarios argentinos seleccionaron como meme. “Lo viejo funciona, Juan”, es la frase del “Tano” Favalli, personaje interpretado por César Troncoso, que acompañada de distintas fotos hace reír a los usuarios de las plataformas.

28/05/2025

Por Luca Fernández
Para Página 12

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Sin embargo, el plano siguiente a esa escena, que es la última del segundo capítulo, sumerge al espectador en un mar de reflexión que invita a pensar en la actualidad argentina.

El director Bruno Stagnaro, en una pincelada que los futboleros podrían comparar con el caño de Román a Yepes, pinta un cuadro que mezcla el paisaje destruido por la nieve tóxica, los autos chocados, la gente muerta, y tres bolas de fuego que caen sobre el cielo gris. Esta escena, casi sin querer, se asemeja con la realidad que viven muchos compatriotas, que si bien ven el cielo celeste cuando se levantan para ir a trabajar, atraviesan en la cotidianidad una serie de dificultades muy grosas que pintan oscuro el panorama y estrujan el corazón.

La nieve tóxica de la actualidad podría identificarse en la sobreinformación que agobia cada día. Una red invisible que atrapa desde los celulares y los canales de noticias, con la mentira hecha verdad, las declaraciones vacías de contenido, y la pelotudez constante como atentado a la conciencia, el razonamiento y el poder de discernir. Una trampa que resquebraja las relaciones físicas, que dinamita la construcción y que, como consecuencia, nubla el futuro.

Esa nieve se espeja en un gobierno propulsado a escándalos, con un presidente sospechado de participar en una estafa, que tuitea y viaja. Son también los recursos naturales regalados y la soberanía olvidada. Pero la nieve, sobre todo, destruye en forma de sueldos que no superan el millón de pesos, se disfraza de jubilados golpeados y cagados de hambre, se enmascara de deudas, oficia de aumentos y liquida mediante la falacia del libre mercado, que no es más que el pueblo al servicio del capitalismo salvaje.

Esta escena del Eternauta, además, está musicalizada con “El magnetismo” de "Él mató a un policía motorizado". Esta es otra intervención fundamental de Stagnaro, porque la letra de Santiago Barrionuevo y los acordes de la banda formada en La Plata, encarnan directamente con el sentir angustiante que abraza a gran parte del pueblo. “¿Quién te va a cuidar?/ En este mundo peligroso tenemos que estar juntos/ ¿Quién detendrá la turba iracunda si no estoy con vos, nena?/ Con este magnetismo que sigue bajando, nena”.

Esa canción, que habla de amor en tiempos oscuros, marca también cómo las relaciones sentimentales y afectivas son la verdadera trinchera cuando sólo cae mierda del cielo. Amor que, a su vez, oficia como un débil pero efectivo impulso que invita a no abandonar la perspectiva de que una vida mejor es posible, pese a que, como reza la última oración del tema, el sentir generalizado indica que el magnetismo sólo sigue bajando, y con ello baja el nivel de disputa simbólica y la pureza de los objetivos a alcanzar como sociedad.

Este sentimiento acumula otro nivel de frustración en aquellos que creen en la independencia económica, la justicia social y la soberanía política como herramientas de solución y construcción del futuro. Que hoy la vida se vea como la escena en cuestión responde, también, a errores políticos graves de gobiernos previos al de Milei, que a pesar de que lo hayan intentado, poco hicieron por modificar la realidad efectiva de todos.

A esta escena de nieve tóxica que desbarajusta la realidad, se le suman dirigentes populares que se enredan en debates que pasan muy lejos del malestar de las mayorías. Las discusiones a veces carecen de contenido, y lejos de ofrecer una alternativa que atienda las necesidades del futuro, se limitan a acusaciones atadas al pasado y las rencillas personales. El movimiento ya no es terrenal porque no se asemeja al sentir popular. No es palpable porque no le habla a los pibes y pibas de veinte años que no conocieron los derechos, y que ven en la informalidad la única salida para llevar el plato de comida a sus hogares, que en realidad son los hogares de sus padres, porque alquilar está imposible y la casa propia casi que ni siquiera es un anhelo.

Si bien hay casos como el de la provincia de Buenos Aires, donde la población elige y exige hace seis años al poder ejecutivo bonaerense que tome la bandera de los derechos y los materialice en la medida de sus probabilidades, la realidad también indica que en 2025 el peronismo no ganó ninguna de las seis elecciones celebradas, y que hasta los que más sufren y más se ajustan optan por la boleta color violeta.

La doctrina justicialista es espiritual y católica, palabra que en su etimología significa “universal”. Ésta es apenas una rendija de luz para creer que no es el fin, porque “el avance es invisible y está oculto”, pero “no por eso deja de existir”. Sin embargo, tal cómo advirtió Perón, “la juventud argentina del 2000 vuelve sus ojos sobre el pasado y exige a la historia una rendición de cuentas que se encaminan a enjuiciar el uso que los gobernantes de todos los tiempos han hecho del sagrado depósito que en sus manos fueron poniendo las generaciones precedentes”, y también “si sus actos y sus doctrinas fueron suficientes para llevar el bienestar a sus pueblos”.

Por motivos como éste, con la más justa de las razones y contrario a la afirmación del personaje Favalli, hasta el más compañero mira al cielo buscando respuestas y le pregunta Perón: “¿Lo viejo funciona, Juan?

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