Scarlett Johansson debuta con ternura y torpeza controlada en una fábula sobre la amistad tardía y la soledad que aún puede sorprendernos.
Por Mariona Borrull
Para Fotogramas
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¿Es ‘Eleanor The Great’ una fábula sobre las salidas de emergencia a la soledad de mayor o, por el contrario, un retrato sin paliativos sobre las condiciones que posibilitan la amistad, en época de canas? De la respuesta depende la delicada balanza entre lo cómico y lo fársico que la realizadora Scarlett Johansson y el guionista Tory Kamen tratan de nivelar para este primer largometraje. Lo que más sorprende, claro, es que logren mantenerse en la pregunta sosteniéndose sobre un sentido del descubrimiento cariñoso, de amiga que se interesa de verdad cuando pregunta un “qué tal”.
Eleanor, de 94 años, tiene el fuego y la locuacidad de un acorazado y, oh, siempre consigue lo que quiere. Pero hoy, tras la muerte de su mejor amiga (quizás la única que la aguantaba), Eleanor se siente sola. Sin apenas percatarse, la cuenta-cuentos se ve enredada por la misma boquita que hasta el momento la ha protegido en una progresiva bola de nieve de mentiras muy similar a la de ‘Marco’, de Aitor Arregi y Jon Garaño. Eso sí, si los bulos de Eduard Fernández tomaban dimensiones políticas inmediatas, Eleanor arriesga a perder algo mucho más valioso en el impás entre la jubilación y la retirada definitiva: la amistad. Metida en papel, conecta de verdad con Nina, una joven periodista de 19 años que aspira a divulgar el increíble testimonio de la anciana.
Scarlett Johansson
Toda la ternura en juego para este erizo verborreico, herido y emocionalmente incapaz. Por ello, quizás, Scarlett Johansson arroja iguales cantidades de afecto sobre su fábula, cuidando que cada una de las (cuestionables) decisiones de la anciana se sostenga en un estado emocional concreto y reconocible. ¿Que eso implica el empleo indiscriminado del violín? Adelante la orquesta. ¿Que la fantástica June Squibb tiene que afanarse más para ser carismática, indecisa y natural, mientras recita sus líneas sin descuadrar los estilos del resto de reparto, muy diverso? Para ello muscula todo su rango expresivo, la oscarizada por ‘Nebraska’.
Ni Erin Kellyman (‘Solo: Una historia de Star Wars’) ni Chiwetel Ejiofor (‘12 años de esclavitud’) tienen el tiempo para desarrollar sus particulares horizontes interpretativos, pero aquí la historia va de ella. A Eleanor, y con honestidad amateur (de “amor”) y los descosidos visibles propios de un debut, Johansson invoca nuestro cariño. El nuestro o, por lo menos, el de la comunidad judía neoyorquina, un tapiz humano que retrata con caricias. ‘Eleanor The Great’ es la respuesta afable de los interrogantes dolorosos –aún tan poco explorados desde la dramedia– que anticipamos para nuestro yo del mañana.
Para descubrir las dotes de una gran dama de oro.