X
Opinión y Actualidad

Crítica de "La trama fenicia"

Protagonizada por Benicio del Toro y Mia Threapleton, "La trama fenicia" ha tenido su estreno mundial en la Sección Oficial del Festival de Cannes.

20/05/2025

Por Manu Yáñez
Para Fotogramas

HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE DIARIO PANORAMA Y ESTAR SIEMPRE INFORMADO

El peso de lo familiar ha estado siempre en el corazón de la propuesta cinematográfica de Wes Anderson. El director texano inició su carrera poniendo a los hermanos Owen y Luke Wilson frente a la cámara en ‘Bottle Rocket’. Luego, para su tercera película, ‘Los Tenenbaum’, elaboró uno de los frescos familiares más desopilantes y emotivos del cine americano. Y todo aquel que haya seguido de cerca la trayectoria del autor de ‘Moonrise Kingdom’ sabrá que, proyecto a proyecto, el cineasta ha ido construyendo una gran familia de intérpretes, una idea de clan actoral que conforma la esencia de lo andersoniano tanto o más que el barroquismo visual y el acento literario. En este sentido, ‘La trama fenicia’, con su historia centrada en la conflictiva pero férrea relación entre un padre y una hija (interpretados por el ya veterano Benicio del Toro y la joven Mia Threapleton) vuelve a situar la cuestión familiar en el centro del imaginario de Anderson.

Después de interpretar a un artista encarcelado en una de las tres historias que conformaban ‘La crónica francesa (del Liberty, Kansas Evening Sun)’, del Toro encarna en ‘La trama fenicia’ a Zsa-zsa Korda, un titán de las finanzas que, en la década de 1950, sueña con construir un faraónico proyecto de ingeniería industrial a lo largo de la Gran Fenicia Independiente Moderna, un país ficcional situado en la península arábica. Sin embargo, el proyecto de Korda topa con dos obstáculos. El primero es de orden geopolítico y tiene que ver con los recelos que provocan los delirios de grandeza del magnate en las altas esferas del poder mundial, donde se organizará un complot para detener la ambición del empresario. Y luego hay otro motivo de orden más emocional. Después de sufrir un intento de asesinato en su avión privado, Korda decide nombrar a su única hija (también tiene nueve hijos) le heredera de su imperio. El problema es que la hija, Leisl, ha ingresado como novicia en una orden religiosa y no acaba de ver con buenos ojos la idea de seguir la estela vital de un padre distanciado e irresponsable.

A la cuestión del manejo de los egos y las disfunciones familiares –temas recurrentes en el mundo de Wes–, ‘La trama fenicia’ añade un factor de orden existencial que tiene que ver con la mortalidad y que acarrea una interesante vinculación cinéfila. Cuando se habla del cine de Anderson, parece imposible no aludir al humor ácido de Preston Sturges y al desbordamiento estético de Federico Fellini (los monumentales escenarios interiores de ‘La trama fenicia’ podrían rivalizar con los de ‘Roma’). Pero, en su nueva película, el director de ‘Academia Rushmore’ parece tener entre ceja y ceja otro referente, el de la dupla formada por los británicos Michael Powell y Emeric Pressburger. Por un lado, estaría el recuerdo de ‘Narciso negro’ y los debates morales a los que debía enfrentarse la monja interpretada por Deborah Kerr. Mientras que, en lo relativo a los devaneos del personaje de Korda con la muerte, cabría recordar la maravillosa ‘A vida o muerte’, en la que David Niven se enfrentaba a un tribunal celestial que sopesaba sus logros vitales.

Puede que ‘La trama fenicia’ no acabe encontrando un lugar en el canon de películas de Anderson. El abigarramiento de la trama y el exceso de terminología financiera conducen la película hacia lo críptico, mientras que la habitual troupe de personajes secundarios parece más que nunca una simpática y anecdótica comparsa para el drama maternofilial (entre lo poco que destacar, las sensacionales habilidades con una pelota de baloncesto de los personajes interpretados por Tom Hanks y Brian Cranston). Y, pese a todo, Anderson sigue empeñado en hacer películas que dejan un profundo poso de emoción, que en el caso de ‘La trama fenicia’ tiene que ver con la necesidad de atesorar la cara más bella de las relaciones familiares a la luz de nuestra finitud.

Para devotos de la irreverencia y la melancolía de Wes Anderson.