El catedrático defendió su decisión de aceptar el cargo, ya que “luego de transcurrido casi un año desde que se anunciaron las nominaciones sin un avance concreto, transcurrido también todo el año legislativo y, además, las sesiones extraordinarias convocadas para enero de 2025, en donde estaba incluido el tratamiento de los pliegos, entendí que estaba obligado a aceptar el nombramiento en comisión”.
“Lo contrario hubiera implicado que la Corte Suprema se mantenga con tres integrantes varios meses y con un riesgo evidente de parálisis a futuro. ¿Había que esperar a que alguno de los tres jueces que integran la Corte Suprema con acuerdo del Senado tuviera algún inconveniente que le imposibilitara, sea de forma temporaria o permanente, cumplir con sus obligaciones para recién ahí considerar válida una herramienta de excepción como es el nombramiento transitorio en comisión previsto en el art. 99, inc. 19 de la Constitución? Yo creo que no”, agregó al respecto el exjuez.
En otro tramo del extenso documento, García-Mansilla apuntó contra Martín Lousteau y Guadalupe Tagliaferri, al sostener que sus dictámenes “recorta expresiones de mi Audiencia para sostener que habría actuado por “presiones” y por un supuesto “beneficio personal” nunca precisado. Esta interpretación no solo es infundada, sino que ignora que respondí abiertamente cada pregunta”.
El abogado también criticó al bloque de Unión por la Patria, al sostener que lo expuesto en su dictamen “presenta una versión parcial de lo que dije en la Audiencia”, ya que “cinco de sus firmantes lo hacen “en disidencia total”, oponiéndose incluso a comunicar la decisión al Poder Ejecutivo, algo meramente procedimental. Las otras dos firmas están “en disidencia”, sin especificar con qué parte del dictamen. Esta ambigüedad vulnera también el Artículo 123 del Reglamento del Senado, que exige dictámenes fundados”, dijo sobre la decisión de Mayans, Di Tullio, Corpacci, Uñac, Fernández Sagasti, Kirchner y Ledesma Abdala.
El accionar de los senadores, profundizó García-Mansilla, “afectan la seriedad del procedimiento, erosionan la institucionalidad y podrían sentar un precedente negativo para futuras audiencias, especialmente por haber utilizado como fundamento exclusivo para el rechazo una tergiversación y manipulación de una respuesta”.
El catedrático advirtió que juzgar a un candidato a juez de la Corte Suprema por una sola de sus respuestas a lo largo de varias horas de audiencia es un error que perjudicaría al propio Senado en el futuro: “en las próximas audiencias públicas, los nuevos candidatos evitarán explayarse para impedir que una respuesta abierta como la que di les termine jugando en contra, a través de un recorte, de una tergiversación o, simplemente, de un malentendido”.
Al finalizar, García-Mansilla dijo que “muchos de estos mismos senadores, que buscaron todo tipo de artilugios para incumplir con el Reglamento para que el pliego fuese tratado por el pleno, fueron los mismos que días más tarde realizaron exposiciones grandilocuentes ufanándose de ser quienes comparecían ante la ciudadanía como los paladines que defendían las instituciones, la Constitución, y la República”.
En el documento enviado a la Cámara Alta, García-Mansilla incluyó la versión taquigráfica de su audiencia pública.