X
Locales

“Todavía tengo mis sueños”: la historia del pastelero santiagueño que perdió sus piernas y lucha por salir adelante

En menos de diez meses, Gustavo Ocón sufrió la amputación de ambas extremidades tras una infección. Sin pensión ni beneficios, sigue trabajando todos los días como pastelero y sueña con tener su propia panadería. “La vida se trata de superarse día a día”, afirmó.

10/04/2025

En menos de diez meses, Gustavo Eden Ocón perdió sus dos piernas y comenzó una lucha diaria para salir adelante. Tiene 48 años, es maestro pastelero y trabaja en una panadería con el acompañamiento de sus compañeros. Su historia se conoció este miércoles en Noticiero 7.

HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE DIARIO PANORAMA Y ESTAR SIEMPRE INFORMADO

Todo comenzó tras un accidente jugando al fútbol. “Me he golpeado, me he dejado estar. A veces uno se golpea, no se va al médico, y es un gran error, porque cuando va, a veces es tarde”, contó. Una bacteria generó una infección grave, lo operaron, pero el cuadro se complicó y debieron amputarle primero una pierna.

Tiempo después, volvió a infectarse tras una caída: “Salgo a caminar con muleta, me caí, me rompí el tendón rotuliano, y me agarré otra infección llamada otomilitis. Me tuvieron que amputar las dos piernas”.

Su testimonio es crudo, pero también esperanzador. “Es una lucha terrible. Día a día trato de no sentirme un discapacitado más, porque la vida se trata de superarse”. Pese al dolor, remarcó que sigue cumpliendo con sus responsabilidades. “Cumplí la función de padre. Estar así, imposibilitado, ha sido muy duro”.

Gustavo vive solo, se traslada en silla de ruedas y realiza todas las tareas de su casa. “Me baño solo, me afeito solo, tengo que ir al centro, voy solo. Hago albañilería, cocino, limpio. Trato de hacer una vida normal”.

Lleva 30 años en el oficio y comienza sus jornadas a las 4.30 de la mañana. Sus compañeros lo ayudan: “Me vienen a buscar en combi o moto, y me subo como puedo. Los chicos me llevan las sillas. Siempre hay un carisma grande entre los compañeros”.

Uno de ellos, Hugo Alberto Maldonado, valoró su esfuerzo: “Es un ejemplo de vida, por la actitud que le pone. Es muy importante la amistad para poder trabajar tranquilo”.

Gustavo no recibe ningún tipo de pensión. “Si como es porque trabajo. No le hago falta nada a mis hijos. Quizás a veces mi hijo me dice ‘¿cuándo vamos a jugar con la pelota?’, y son cositas que te pegan en el corazón”.

A pesar de no contar aún con sus piernas ortopédicas, mantiene su objetivo firme: “Vamos a luchar para obtenerlas. Quiero hacer felices a mis hijos, poder trabajar tranquilo y ayudar a otras personas con discapacidad. Todavía tengo mis sueños”.

Su mayor anhelo es claro: “No hacerle falta nada a mis hijos y tener mi panadería. Es el mayor sueño que tengo. Si Dios quiere, lo voy a lograr”.