El cantante utilizó sus redes sociales para relatar el momento de desesperación que atravesó su familia en medio de la tormenta.
Casas inundadas, personas evacuadas y víctimas fatales, el temporal de Bahía Blanca dejó pérdidas incalculables en la localidad.
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Las lluvias torrenciales que comenzaron ayer por la madrugada en la ciudad bonaerense provocaron una catástrofe natural casi sin precedentes.
En ese contexto, Abel Pintos expresó su angustia por la situación que atraviesan sus familiares y vecinos.
Claramente sensibilizado por la situación, el artista reveló cómo este fenómeno climático impactó no solo a su comunidad, sino también a su familia cercana. “Mi mamá vive en pleno centro y estuvo casi dos días encerrada en su departamento y recién hoy pudo salir”, relató el intérprete de “Pájaro Cantor” en diálogo con TN.
A lo largo de la entrevista, Pintos expresó la sensación de desconcierto y desesperanza que ha invadido a los habitantes de Bahía Blanca, ya que la magnitud de los daños es tan grande que la recuperación del lugar podría demorar mucho tiempo. “Es un golpe anímico enorme, un desconcierto muy grande y una desesperanza muy grande”, afirmó.
En cuanto a su respuesta ante la crisis, el cantante explicó que desde el primer momento se puso en contacto con un grupo de WhatsApp conformado por artistas y otras personas con recursos para colaborar. “Desde ya que desde el minuto uno el grupo está activo y mucha gente que está allá ya está trabajando activamente”, dijo. Además, Pintos comprometió parte de los fondos de sus próximos conciertos para ayudar a la ciudad, con el objetivo de contribuir tanto a la recuperación inmediata como a la futura.
La conversación culminó con una nota de tristeza y empatía, en la que el cantante señaló la devastación personal de quienes perdieron todo: “Sobre todo la gente, la gente que perdió literalmente todo, gente desaparecida”, expresó con lágrimas. La emoción de Pintos al hablar de su lugar natal quedó patente cuando mencionó cómo la ciudad que conocía ya no era reconocible, lo que generó una sensación de pérdida aún más profunda.
Los testimonios de los afectados reflejan el caos vivido durante la tormenta. Muchos, como la madre de Abel Pintos, estuvieron aislados en sus hogares durante horas, incapaces de salir debido a la cantidad de agua acumulada en las calles.
Las imágenes de la ciudad inundada y de los comercios destruidos se repiten en los relatos de los vecinos. Es una Bahía Blanca irreconocible, donde el agua no solo arrasó con las infraestructuras, sino también con la tranquilidad de su gente, dejando un vacío de incertidumbre.
El costo de la tragedia no solo se mide en vidas humanas y bienes materiales, sino también en la destrucción de una forma de vida, lo que aumenta la angustia colectiva. El proceso de reconstrucción de la ciudad será largo y costoso, y la desesperanza se instaló en los rostros de los habitantes de la ciudad.