El exministro del máximo tribunal fustigó la medida de Milei y la tildó de inconstitucional. “Cuidado el que está poniendo la firma”, advirtió.
Sacudido el terreno judicial y político después de que el presidente Javier Milei decidiera avanzar con el nombramiento de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla por decreto para la Corte Suprema de Justicia, opinó sobre el tema Eugenio Raúl Zaffaroni. El exministro del máximo tribunal consideró que si los dos postulantes del Gobierno efectivamente asumen, podrían constituir una “usurpación de funciones”. Por eso advirtió al resto de los supremos -Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti- de que podrían verse implicados en un delito penal si firman sentencias junto a los posibles recién llegados.
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“Los jueces de la Corte van a firmar junto con personas que no están nombradas constitucionalmente, lo cual constituye una usurpación de funciones. Es un delito que empieza a prescribirse el día que dejan de ejercer las funciones que usurparon. No es un delito instantáneo, es continuo. Cuidado porque el poder cambia, hoy se tiene, mañana no se tiene... De modo que cuidado, el que hace esto se queda con una espada de Damocles encima y las sentencias pueden ser nulas o anuladas”, planteó en AM 750 Zaffaroni, quien dijo que la medida de Milei va contra la Constitución Nacional porque para que asuman los jueces tienen que reunir una mayoría calificada de 2/3 del Senado, un número que -según refirió- un Presidente jamás lograría, salvo que ganara las elecciones en todas las provincias.
Al contrario, desde la Casa Rosada alegaron en un comunicado que como la Cámara alta no había avanzado con los pliegos (ni por la aprobación, ni por el rechazo), decidieron publicar el decreto en un momento de receso de la actividad legislativa, ya que las sesiones ordinarias arrancan recién el lunes.
En eso, Zaffaroni -juez denostado desde el Gobierno, que lo tilda de “garantista”- admitió que en este momento político es probable que la cuestión camine y que Lijo y García-Mansilla lleguen a la Corte. Sin embargo, insistió con sus consideraciones a futuro. “Hoy la relación de poder hará que esto... no se van a juzgar por sí mismos, ya lo sé. Pero el poder pasa. Cuidado que dos años, tres, cuatro, seis, ocho, diez en la Argentina son cinco siglos. Cuidado el que está poniendo la firma [sin estar correctamente nombrado] o el que está poniendo la firma al lado de funcionarios que no están constitucionalmente designados. Yo no lo haría. Eso es entrar al cementerio, no quedarse en la puerta. Cargás toda la vida con la posibilidad de una acción penal”, marcó y volvió sobre la idea de que el poder cambia con los años, por lo que podrían generarse complicaciones hacia adelante con esta conformación del máximo tribunal. “En la Argentina hoy un tipo está en el suelo y mañana está arriba, y viceversa. El poder político no es eterno”, resumió.
Incluso, mostró dudas sobre si la actual Corte le tomará juramento a la dupla. “No sé si van a asumir y no sé si la Corte se va a arriesgar a tomarles juramento porque es una participación en un delito”, deslizó el juez vinculado al kirchnerismo, aunque mantuvo su tesitura de que el contexto actual será favorable a la voluntad de la Casa Rosada.
“Obvio, [el Congreso debería rechazar el decreto], pero no lo va a hacer. Tenemos un Congreso pulverizado, sobres andando por todos lados, tipos que votan una cosa y al otro día otra, alguien que se va con unos cuantos dólares a Paraguay [por el senador Edgardo Kueider]. Es una profunda crisis política, pero no es la primera de la Argentina; y, bueno, saldremos en algún momento. Cuidado que el poder político, esta impunidad de hoy es de hoy. Mañana no sé, el poder se va. Quien cree que tiene el poder absoluto y lo va a tener toda la vida está loco, inconsciente”, expresó e ironizó: “No hay mal que dure 100 años, hasta [el dictador Francisco] Franco se murió; tardó un poco, eso sí”.
De momento, el kirchnerismo pretende avanzar en el Senado para tumbar los nombramientos de Milei, en acuerdo con otros legisladores que están disconformes con la medida.
En base a Zaffaroni, nunca en la historia pasó esto de avanzar por decreto, excepto en los gobiernos de facto. Incluso marcó la diferencia con las épocas del macrismo debido a que, pese a la primera voluntad del entonces presidente de mandar a Rosatti y Rosenkrantz por decreto, después desistió, pasaron por el Senado y consiguieron los avales. “Ningún juez y persona sin acuerdo del Senado firmó una sentencia de la Corte Suprema de Justicia”, planteó.