Emiliano Giles vendía gaseosas en la cancha de Newell's y fue asesinado por dos hombres que iban en bicicletas.
Emiliano Giles tenía 40 años y una hija de 19. Cada vez que terminaba su jornada como vendedor ambulante y paquetero, volvía a su casa de Flammarión y Lamadrid y le entregaba dinero a la joven para pagarse un remís del barrio para ir a su trabajo. El viernes a la noche, pasadas las 20.30, repitió su rutina y al pasar por una casa de Flammarión al 5100 encontró a un amigo y se puso a charlar, pero de pronto aparecieron por esa calle estrecha dos personas en sendas bicicletas, sacaron un arma y les dispararon a los dos. Emiliano falleció en el lugar y su amigo, Joaquín F., recibió dos tiros y está internado, fuera de peligro. Unos 20 minutos después la policía levantó cuatro vainas calibre 9 milímetros. Emiliano trabajaba en lo que podía y al igual que Joaquín, no tenía antecedentes penales.
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"A los que lo mataron los vimos tipo siete y media por Flammarión, iban a pie y lo miraron mucho a Joaquín. Al rato, aparecieron vestidos con camperas y ya estaban Giles y Joaquín en la esquina tomando un porrón. Estos dos, dos pibes armados, no dijeron nada: tiraron no más", contó un vecino que vive a una cuadra del lugar. Les dispararon en el frente de una casa, pero su propietario no vio nada. A esa hora la familia preparaba la cena.
A las 20.40, personal policial fue comisionado a partir de un llamado al 911 a Flammarión y Lamadrid, donde encontraron a los dos hombres heridos y tendidos en la vereda. Uno de ellos mostraba un tiro en la cabeza y a simple vista sólo con entrada, pero no se movía. El restante con una herida en el abdomen. Al llegar el móvil 06 del Sies, confirmó que Emiliano, el del tiro en la cabeza, estaba muerto y trasladó a Joaquín al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca).
Allí le realizaron las primeras atenciones. Se encontraba estable y presentaba un disparo con orificio de entrada y salida en el abdomen. Luego, la policía levantó cuatro vainas servidas de una pistola calíbre 9 milímetros. Se avisó al fiscal en turno Lisandro Artacho, de la Unidad de Homicidios de la Fiscalía Regional 2, quien dispuso el relevamiento de cámaras y la toma de testimonios a posibles testigos.
Los vecinos de la zona fueron contundentes: "Toda la tarde estuvo la policía y la Gendarmería en el barrio, pero parece de Dios. Diez minutos antes de que les tiraran a los dos muchachos, se retiraron todos los móviles y no había nadie en la calle. Pasó lo de siempre, te confunden con otro, o piensan que estás vendiendo drogas y te tiran. Estos pibes eran laburadores, buena gente”. Otro comentó que "no es nada raro ¿Cuantos homicidios hubo en Flammarión? Siempre son los mismos y de la misma forma".
El vecinos se refirió a tres homicidios que se produjeron en la zona de villa Flammarión este año. El 13 de octubre pasado, dos jóvenes fueron asesinados a balazos en un pasillo: eran Javier Leandro Ramírez, de 27 años y apodado “Chucky”, y Lautaro Ramón Escobar, de 22. Los motivos se desconocen pero al menos Chucky estaba vinculado a una gavilla conocida como “La banda de la Pelada” y que, entre otras anotaciones y antecedentes delictivos, dos años atrás había sido imputado por la usurpación de una vivienda en la misma zona donde lo ultimaron a balazos.
Los muertos
A principios de este año, el 6 de marzo, Héctor Rául Figueroa, un taxista de 43 años, fue ejecutado a tiros en Flammarión al 5100. Ese ataque significó la paralización temporal del servicio de taxis. Allí, el Comando Radioeléctrico encontró el cuerpo de Figueroa dentro del Fiat Cronos que conducía con al menos 16 heridas de arma de fuego en la cabeza, cuello y tórax -orificios de entrada y salida-, nueve vainas servidas calibre 9 milímetros y una zapatilla que, según se presume, se le salió al pasajero que se fue corriendo del lugar.
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Los primeros datos arrojaron que Figueroa llegó al lugar con un pasajero y allí fue abordado por un tercero. Inicialmente se presumió que el pasajero habría sido un “entregador” y se obtuvieron testimonios que aseguraron que el pasajero huyó con el sicario en dirección a las vías del ferrocarril que están a la altura de la calle Margis. Por el momento no hay datos sobre este nuevo ataque en que murió Emiliano Giles en la tristemente famosa la villa Flammarión.