Demi Moore y Margaret Qualley protagonizan esta fábula macabra sobre la cosificación del cuerpo femenino, que dirige la francesa Coralie Fargeat.
Por Manu Yáñez
Para Fotogramas
Ocho años después de que Nicolas Winding Refn estrenara ‘The Neon Demón’ en el Festival de Cannes, y tres ediciones después de la Palma de Oro a Julia Ducournau por ‘Titane’, el festival de cine más importante del mundo volvió a acoger una fábula macabra sobre la cosificación del cuerpo femenino. La película en cuestión responde al intrigante título de ‘The Substance’, está dirigida por la francesa Coralie Fargeat, y tiene el “honor” de haberse convertido en la película más sangrienta presentada jamás en la Competición Oficial de Cannes. Concebida como un salvaje ejercicio de terror gore, ‘The Substance’ construye una enérgica sátira sobre la presión estética a la que se ven sometidas las mujeres por parte de la industria del entretenimiento, y por la sociedad en su conjunto. La protagonista y víctima principal de la función es Elisabeth Sparkle (Demi Moore), la estrella de un programa televisivo de fitness que, al llegar a la madurez, y ante la amenaza de cancelación de su show, decide someterse a un misterioso tratamiento, llamado The Substance, que promete generar “una versión mejor de ti mismo: más joven, más bella, más perfecta”. La “sustancia” engendrará a la joven Sue (Margaret Qualley), que relevará a Elisabeth en su reinado mediático, desatando una espiral de afinidades y enfrentamientos entre las dos mujeres.
No cabe duda de que ‘The Substance’ –que huele a fenómeno de culto instantáneo– dejará huella por la contundencia con la que exorciza el machismo que pervive en el mundo contemporáneo, pero más allá de su oportuna denuncia social, la película contiene un auténtico festín de referencias cinéfilas. La principal es sin duda la obra de David Cronenberg. Desde el anuncio publicitario con el que se promociona la “sustancia” que consume Elisabeth (que remite a ‘Videodrome’) hasta la idea de un perfeccionamiento físico que llega acompañado de una degradación moral (que recuerda al modo en que Cronenberg actualizó ‘El retrato de Dorian Gray’ en ‘La mosca), todo en ‘The Substance’ parece hermanarse con el imaginario del maestro canadiense de la Nueva Carne. Aunque ahí no termina, ni mucho menos, la búsqueda de aliados fílmicos que despliega Fargeat. Los largos pasillos del set de televisión en el que trabaja Elisabeth traen a la memoria el Hotel Overlook de ‘El resplandor’, mientras que el espacioso baño en el que la heroína de ‘The Substance’ busca la eterna juventud reluce con el blanco de la habitación atemporal del final de ‘2001: Una odisea del espacio’. Y, más allá de Kubrick, también palpita el inclemente retrato que David Lynch ofreció de la industria del espectáculo en títulos como ‘El hombre elefante’ o el memorable díptico de figuras femeninas vampirizadas por Hollywood que conforman ‘Mulholland Drive’ e ‘Inland Empire’ (cabe señalar que la kamikaze interpretación de Demi Moore recuerda al espeluznante recital actoral de Laura Dern en ‘Inland…’).
‘The Substance’ hará las delicias del espectador cinéfilo: en la proyección para la prensa en Cannes, la sala estalló en un coro de risas cómplices cuando la aparición de una figura supuestamente bella, pero en realidad monstruosa, llegó acompañada de la inolvidable tonadilla de ‘Vertigo’ de Alfred Hitchcock (una película que ha sido leída como un epítome de la male gaze). Fargeat sabe dotar de sentido a cada uno de sus guiños referenciales, incluso a los más efectistas, como cuando la espiral siniestra de ‘The Substance’ se articula mediante baterías de imágenes cruentas que llevan la marca de ‘Réquiem por un sueño’ de Darren Aronofsky.
En perfecta sintonía con el clima cultural contemporáneo, más afín al grito de furia que a la meditación serena, Fargeat construye una obra brutal y caricaturesca que sabe canalizar su indignación en unas imágenes rebosantes de cuerpos artificiales, sonrisas falsas, heridas supurantes y chorros de sangre. Y puestos a practicar el juego de las referencias, celebremos el advenimiento de ‘The Substance’ como si se tratara de una gemela demoníaca a de la ‘Barbie’ de Greta Gerwig.