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Opinión y Actualidad

Cómo contar Venezuela

Las urnas -y la democracia- fueron secuestradas por el régimen de Maduro. Pero los venezolanos alzan sus voces, dentro y fuera de su país.

20/09/2024

Por Analia Sivak
Para Clarín

En pocos días se cumplen dos meses desde las elecciones presidenciales en Venezuela, tras las cuales Nicolás Maduro se proclamó ganador con el 51,2% de los votos. El portal web creado por la oposición con la digitalización de las actas (resultadosconvzla.com) indica que Edmundo González obtuvo el 67% frente a un 30% de Maduro.

Hasta hoy, la Comisión Nacional Electoral no ha publicado ni los resultados definitivos ni las actas electorales. Los votos que permanecen secuestrados en las urnas del país no se han podido contar.

Y sin embargo, hay mucho por contar. Hablo con Luis Enrique en Buenos Aires y cuenta.

Yo vivía en el sur del país, en la parte más cálida de la Venezuela más caliente. Tienes que tener aire acondicionado, beber agua helada. Con los problemas de la electricidad muchos se están muriendo infartados porque las temperaturas no se pueden soportar. Murió un hermano mío por eso. La semana pasada de un infarto por el calor. Tenía 65 años. Se llamaba Juan. El domingo 28 había ido a votar.

Yo no pude votar porque me exigían cédula y la tengo vencida. Para renovarla hay que ir a Venezuela. Y mis otros hermanos están allá todavía. Mis sobrinos y mis sobrinos nietos. Van a la escuela tres o cuatro horas por día. Cuando no hay luz no estudian, no van a clase. La educación está muy bajo nivel. No hay desarrollo como era antes.

Otro de los problemas es el toque de queda. Tienes que hacer las compras temprano porque a las seis de la tarde todos los locales comerciales cierran por orden del gobierno. Todo el que está en la calle después de la seis va preso y lo ponen como saboteador o que quiere tumbar al gobierno y va preso, o sea, siempre vas preso.

Sin previo aviso, la luz se va tres, cuatro o cinco o seis días y no hay ninguna notificación ni antes ni después. Las comidas se echan a perder. Tanto reunir para comprar alimento para que después se dañe.

Yo soy jubilado de la industria petrolera y mi jubilación son cincuenta dólares. Para vivir hoy en Venezuela necesitas mil. Pagas en dólares hasta la comida pero el salario o las jubilaciones son en bolívares. Se reparte comida pero de muy bajo nivel. La leche, por ejemplo, no tiene nutrientes, no tiene vitaminas. No son leches de verdad.

Mis hijos vinieron a la Argentina primero. Yo me jubilé y quería hacer un restaurante, tuve veinte días sin electricidad y se me dañaron las neveras, los aires, todo. Con mi esposa agarramos dos maletas y salimos por Colombia. Ahí compré los vuelos para Buenos Aires porque desde Venezuela no los puedes comprar.

Para irte le pagas al chofer del auto y él va pagando lo que nosotros llamamos la vacuna, aquí diría coima, a cada hombre que te va levantando los cordeles. Vas pasando por un camino puras matas, el chofer del auto le da la vacuna en dólares y van diciendo Pasa, Pasa. Vi niños de quince años con ametralladoras, eso es algo pa´ quien lo vive. Son los paramilitares. Niños, jovencitos, adolescentes, niñas.

Vivía con miedo. A que te haga algo el gobierno o también a que alguien te robe. Si quieren entrar en una casa a robar, no hay ley. O sea, o lo matas o te roban. La parte social, pues se perdió. Mi tierra, mi casa, todo lo que construí, todos mis sueños se quedaron ahí. Te hablo esto para que la gente sepa, me dice. Habla con una tristeza que lastima. Que se sepa, pide Luis Enrique.

Mientras en Venezuela no se puedan contar los votos secuestrados, se contarán los votos desde lejos, se contarán los votos con palabras. No alcanza. Pero suma.

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