En el marco de su ciclo de streaming, la modelo abrió su corazón en charla con la ex capitana de Las Leonas Noel Barrionuevo, quien también detalló su padecimiento.
“A dónde vamos cuando soñamos” es el espacio que construyó Oriana Sabatini “para charlar con personas increíbles sobre temas que me fascinan”, tal como ella misma detallara. Así, por caso, en esos encuentros se tocaron temas como la tanatopraxia o incluso los pormenores respecto de su relación con Paulo Dybala.
Sin embargo, en la emisión de este próximo jueves la temática a encarar serán los trastornos alimenticios, y para ello se encontrará cara acara con Noel Barrionuevo, excapitana de las Leonas y una de las figuras más destacadas del deporte en la Argentina, que ganara tres medallas olímpicas y un campeonato del mundo. Es que en medio de ese presente de gloria que vivía, no podía evitar recordar ese pasado en que en su interior se estaba viviendo una batalla.
Al momento de presentar el ciclo, Sabatini explicó y consultó: ”Obviamente estamos acá porque me interesa hablar con vos sobre los trastornos de la alimentación y que a vos te haya pasado esto en esta edad súper crucial para cualquier mujer. En ese momento, ¿qué relación tenías con tu cuerpo? ¿Los TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria) fueron algo que empezaron a partir de tu carrera como deportista o ya tenías como una relación distinta con la comida?”. Tras ello, la deportista explicó que “mis papás empezaron a notar un montón de cambios míos que dijeron ‘Algo está pasando con esta chica, cambios físicos y emocionales. actitudes”.
Fue entonces que se refirió al entorno y al papel que juega en quien tiene el padecimiento: “Las personas por ahí te quieren ayudar, pero no hablan con vos, hablan con tus papás para ver si pueden hacer algo, o hablan con tu colegio, y a vos nunca te preguntan cómo estás, y por ahí en el intento de ayudarte, lo que más hacen es lastimarte”.
Cabe recordar que a través de su cuenta de instagram, hace menos de un año, Noel Barrionuevo había revelado: “Desde muy chiquita, de adolescente, empecé a tener problemas con la comida. Estaba en el colegio secundario y toda mi familia se vio alertada con estos cambios abruptos de actitud, físicos y emocionales. Mis papás y mis hermanos se querían acercar a mí y siempre les respondía ‘salgan de acá’, ‘yo estoy bien’. Hasta que un día, cuando terminaba la secundaria con 17 años, mis papás dijeron ‘acá hay que hacer algo, esta chica está mal’. Es ahí cuando empezaron a buscar algún centro y hacer entrevistas con profesionales de la salud, para ver si me diagnosticaban o no y ver qué ayuda necesitaba. Ahí arranqué todo este proceso de recuperación”.
“Nunca subestimes a una persona que tiene trastornos de la alimentación. Se escucha mucho decir que ‘no, es un capricho, después se le pasa’. No, realmente necesitás ayuda nutricional, psiquiátrica y psicológica para poder salir adelante, para poder curarte. Es muy difícil estar sumergida en esa enfermedad sin ayuda”, explicó la deportista, que aclaró que nunca se lo informó ni a su club, Ciudad de Buenos Aires, ni a la Selección: ”Nunca me vinieron a hablar de esto, no sé si detectaron la problemática porque estaba bastante contenida, tenía una nutricionista que me seguía constantemente junto con mi psicólogo y mi psiquiatra. Sin esa contención tan grande de afuera hubiese sido muy difícil estar en el seleccionado, la verdad. En 2012 ya estaba mucho mejor, pero igualmente llamaba a mi psiquiatra, el doctor Héctor Bertera, cuando no me sentía bien. Este médico del que hablo es el hombre que me salvó la vida más allá de mis padres, que detectaron todo”.