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Opinión y Actualidad

“El Eternauta”: mensaje atemporal de un héroe colectivo

La historieta con la cual el resto del mundo identifica a la Argentina es sin lugar a dudas “El Eternauta”, de Héctor G. Oesterheld, quien oficia de guionista y con Francisco Solano López como encargado del arte.

20/04/2021

Por Lucas Festivo
Para El País

La importancia de esta obra es tal que traspasa todo tipo de frontera, transformándola en la epopeya de ciencia–ficción más influyente de toda América Latina.

Fue publicada entre los años 1957 y 1959 en fascículos semanales de aproximadamente cinco páginas en la revista HORA CERO (la cual era propiedad de Oesterheld).

La vasta obra del guionista incluye muchas historietas y cuentos. Geólogo de profesión y escritor por vocación, la obra protagonista de la columna es sin dudas por la cual es más reconocido.

El relato que cuenta este gran tesoro cultural es relativamente sencillo, posee la siguiente premisa:

“Son las tres de la madrugada. En Vicente López, Provincia de Buenos Aires, trabaja Germán, un guionista de historietas. La silla vacía frente a él cruje, como si alguien se sentara. Lentamente, un hombre va materializándose, ante el estupor de Germán. Corre el año 1957. Dice ser El Eternauta, según lo llamó un filósofo de fines del siglo XXI para explicar su condición de viajero del tiempo. Comienza a contarle a Germán su historia: la invasión extraterrestre, la muerte, la resistencia, sucesos que ocurrirían dentro de poco tiempo. Es el futuro, es la historia de El Eternauta...".

A la hora de hablar de esta obra y sus autores vale recalcar la posición política en sus vidas. Oesterheld tuvo un compromiso político  muy explícito a lo largo de su bibliografía, lo que provocó que su detención ilegal en 1977 a manos de la dictadura militar y posterior desaparición. Para Solano López la cosa fue distinta ya que, también en los 70´s, tuvo que emigrar para España junto a su hijo, ambos perseguidos políticos.

Sin duda esta obra coral es una suerte de predicción de lo sucedido en la Argentina durante el último gobierno de facto. La misma cuenta con lujo de detalles como un país (en la obra se menciona que el problema también es mundial) es arrasado, entregado a los intereses externos y dominado por un invasor extraterrestre.

A través de esta creación del oriundo de Buenos Aires, pasado, presente y futuro dialogan constantemente a través de representaciones, paralelismos ficticios y los de la mismísima realidad.

Esta obra de ficción tiene un carácter de testimonio, ya que como la premisa comenta, Germán es quien escribe la historia luego de que Juan Salvo, El Eternauta, le cuenta su vida dentro de la ficción, transformando el testimonio en uno del mismísimo autor, jugando así con la metaficción, recurso literario explotado e indisimulado ya en la segunda parte de esta historieta, serializada entre 1976 y 1978.

Desde el lado artístico, los autores utilizan distintos planos y puntos de vista, generando mayor realismo ante tanta ciencia – ficción. Los lugares se sienten reales, los sentimientos de ver destruido un hogar o un punto de encuentro en “la vida pre invasión” son absorbentes y la pérdida de amigos (y nuevos aliados de supervivencia) ante este suceso se vuelve algo desolador a la hora de desarrollar la trama.

La acción es única, somos testigos de grandes batallas dentro de la ciudad de Buenos Aires, así como también dentro de la provincia. River Plate, Plaza Italia, Pergamino, Congreso o las largas caminatas por Avenida Gral. Paz, son ejemplos de locaciones que suman realismo a la trama.

La tragedia y el olvido sobrevuelan de manera constante la historia. Todo el desarrollo es un inquebrantable retorno  al mismo estado de cosas, el retorno sin cesar de la tragedia.

La experiencia de leer esta obra, para quien no lo haya hecho, es sinónimo de un viaje de ida. La acción, las distintas situaciones que ocurren, los personajes y sobre todo el gran uso de lo meta-narrativo hacen que la obra se sienta única e indispensable, de implicancia algo mágica en el lector. Absorbente.

El Eternauta cuenta con una mencionada segunda parte, algo más simple. Directa y con poco disimulada crítica política. Tiene la lamentable curiosidad que fue escrita mientras ambos responsables de la historia se encontraban en la clandestinidad.

La obra definitiva de nuestro territorio, la que nos representa en el noveno arte y por la cual la Argentina es una gran cuna de talentos artísticos.

El Eternauta fue reeditada por la revista Gente en 1969, con la curiosidad de haber sido redibujada por Alberto Breccia y con una impronta política mucho más fuerte. Tanto la dirección de la revista como el presidente de facto Juan Carlos Onganía no recibieron con agrado esta versión que debió ser terminada antes de tiempo.A través de los años ha surgido el interés sobre  el análisis del nuevo arte en la obra de la mano de Breccia.

De lectura obligada (esta obra tiene la suerte de ser dictada en centros educativos año tras año), de culto y un mensaje, que se disfraza de viñetas, recomendable y necesario por parte del pasado para revertir y mejorar el presente… para tener un mejor futuro.

“El héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe válido es el héroe 'en grupo', nunca el héroe individual, el héroe solo” – Héctor G. Oesterheld.