La policía la descubrió desnuda, arrodillada ante su amiga y con la cara cubierta con sangre. Su amiga sufrió heridas en el rostro y le faltaba parte de su oreja izquierda.
Una mujer de Michigan, Estados Unidos, será procesada por haber agredido sexualmente a una amiga hace un par de semanas, provocándole heridas en la cara y arrancándole una parte de su oreja izquierda, después de asegurar que era “mujer loba” y la víctima una “vampira”.
Allison Thompson Weaver, de 44 años de edad, una habitante de Rochester Hills, unos 43 kilómetros al norte de Detroit, cerca de la frontera entre Estados Unidos y Canadá, fue acusada en la Corte del distrito de Oakland por conducta sexual criminal en segundo grado, agresión y asalto con la intención de hacer un gran daño corporal o mutilar.
El proceso, que sigue y tendrá un nuevo episodio el próximo martes, podría desembocar en una condena de hasta 35 años de prisión para Weaver, que esta semana fue presentada ante una jueza y escuchó las acusaciones del abogado que defiende a la que era su amiga y el testimonio del sheriff adjunto de Oakland, Shawn Hopkins.
A finales de septiembre, el oficial de la policía de Oakland respondió a una llamada en Rochester Hills, donde se escuchaban gritos de una mujer durante la madrugada. Cerca de la 01:30 horas de la mañana, el hombre entró a la propiedad de donde provenían los chillidos, y se encontró con dos mujeres en una de las recámaras.
Una de ellas, de acuerdo con Hopkins, se encontraba desnuda, y otra en su ropa interior, pero ambas estaban cubiertas de sangre. La mujer desnuda, Weaver, se encontraba sobre sus rodillas, mientras que la otra, de 48 años, estaba acostada boca arriba. La primera estaba “con un humor como de alegría", contó el agente, mientras la segunda se encontraba “como si estuviese en estado de shock”.
“La mujer desnuda me dijo que estaban teniendo sexo consensuado y que (la víctima) era una “vampira” y ella misma era una “mujer loba”, de acuerdo con el relato de Hopkins. “La mujer desnuda la estaba pasando bien”, aseguró en la corte.
Weaver, mientras tanto, observaba desde su lugar en el banquillo de los acusados, como se puede apreciar en las imágenes de la cadena de televisión local WDIV. Sin embargo, dijo el sheriff adjunto, la víctima, de 48 años y de quien no se revelaron sus datos para proteger su privacidad, tenía marcas de mordidas en la cara, así como una parte de su oreja izquierda arrancada. De ahí la sangre que había en la escena.
La víctima aseguró, a través de su abogado, presente en la audiencia, que no hubo nada de consensual en aquella agresión. De hecho, señaló que la mujer de 48 años descartó en varias ocasiones los avances sexuales de la agresora, que se había quedado a dormir en su casa.
En el testimonio, la mujer anónima aseguró que se había ido a dormir la noche del 16 de septiembre sola a su cuarto, mientras su amiga Weaver, que había llegado a su casa con dos contenedores de ron y una botella abierta de vodka, se quedó en un sillón en un cuarto separado.
Sin embargo, más tarde se despertó sobresaltada. “Recuerdo haberme despertado impresionada, salté de mi cama y vi a Allison posicionada sobre sus cuatro extremidades, con una mirada aterradora”, detalló. “Entonces se abalanzó sobre mí y empezó a estrangularme”, completó.
La mujer perdió eventualmente la conciencia. “Lo siguiente que recuerdo es que, antes de que me desmayara, lo recuerdo claro como el día, que ella me decía, en un tono muy serio, ‘perdón, pero vas a tener que morir hoy'", relató. La víctima entonces comenzó a gritar y a pedirle que no lo hiciera. “No podía creer que fuera a morir de esta manera, pedí ayuda muchas veces”, dijo.
La jueza del caso, Nancy T. Carniak, permitió que los fiscales añadieran una cuarta acusación, por estrangulamiento. Sin embargo, el abogado de la acusada, Vincenzo Manzella, expresó a la revista People que su cliente se había declarado inocente. La mujer se encuentra bajo arresto domiciliario, monitoreada desde el 20 de septiembre.
El caso ahora podría resolverse la próxima semana, cuando ambas partes negocien un acuerdo formal, aunque las acusaciones son tan graves que, de acuerdo con medios locales, el proceso podría continuar en un juicio y eventual condena para la acusada.