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Rusia abrirá un “Expediente X” 60 años después de la muerte de nueve estudiantes

La misteriosa muerte de los estudiantes en el paso Diátlov volverá a ser investigado. Los cuerpos estaban golpeados, con cortes y sin sus ojos.

29/07/2019

Es considerado uno de los casos más desconcertantes en la historia reciente de Rusia y muchos lo llaman el "expediente X" soviético.

Entre el 1 y 2 de febrero de 1959 nueve excursionistas, que eran estudiantes del Instituto Politécnico de los Urales y expertos en esquí de fondo, fueron hallados muertos en un campamento en un paso de montaña en los Urales, Siberia.

Sus cuerpos fueron encontrados dispersos alrededor del campamento, con varios traumatismos severos, y su tienda de campaña tenía un corte que había sido hecho desde el interior, sugiriendo que habían tratado de escapar de alguien o algo que estaba adentro.

En aquel entonces, los investigadores concluyeron que "una fuerza natural insuperable" había causado las muertes.

Tiempo después, las autoridades soviéticas nombraron el paso de montaña donde ocurrió la tragedia paso Diátlov, en honor al líder de la expedición, Ígor Diátlov, de 23 años.

En febrero de este año, cuando se cumplieron 60 años del hecho, la fiscalía rusa anunció que reabriría el caso, con el fin de poner fin al misterio que ha rodeado estas muertes.

La periodista Lucy Ash siguió la investigación para un documental de radio del Servicio Mundial de la BBC.

Ash habló con familiares de los estudiantes fallecidos y tuvo acceso a sus diarios, cartas y fotos que sacaron antes de emprender su viaje. Así pudo reconstruir las circunstancias que rodearon la fatídica excursión de esquí.

Larga travesía

Los jóvenes del grupo -originalmente ocho hombres y dos mujeres- se reunieron en la ciudad de Ekaterimburgo, en el centro oeste de la Unión Soviética, el 23 de enero de 1959.

Desde allí viajaron en tren hasta Ívdel, al norte de los montes Urales, donde arribaron dos días más tarde. Esa misma noche llegaron a su lugar de destino: Vizhai, el último asentamiento poblado en el extremo norte.

El plan era partir rumbo a Gora Otorten, una montaña de cerca de 1.200 metros de altura. "Supuestamente en la lengua indígena local, el mansi, 'Otorten' significa 'no vayas allí'", cuenta Ash.

La ruta que debían atravesar en esquíes hasta llegar a su destino era considerada de Categoría 3, la más difícil.

Sin embargo, todos los miembros del grupo eran expertos esquiadores de fondo y tenían experiencia en expediciones de montaña.

Arrancaron su excursión el 27 de enero, pero un día más tarde uno de los jóvenes del grupo -Yuri Yudin, de 22 años- tuvo que volver a Vizhai debido a un fuerte dolor en el nervio ciático.

Sería el único sobreviviente del grupo.

Qué pasó

Ash viajó hasta Vizhai y realizó el mismo trayecto hacia la montaña que, se cree, hicieron los jóvenes (excepto que en vez de esquíes viajó en motonieve).

Un guía local le dijo que es probable que el grupo haya seguido el valle del río y las huellas que dejaban los cazadores indígenas que vivían en esa zona.

"Tiene que haber sido algo físicamente arduo, porque ellos tenían que transportar todo sus suministros y sus tiendas de campaña", señaló el guía, Sasha.

"Aquí hace tanto frío que no puedo sentir mi cara", contó la periodista de la BBC durante esa travesía. "En algunos lados te hundes en la nieve".

En la noche del 1 de febrero, los estudiantes acamparon en la ladera oriental de la montaña Jólat Siajl, que en mansi significa "montaña de la muerte".

En esa época del año hay cerca de -30°C, cuenta Sasha.

Muchos se han preguntado por qué los jóvenes eligieron este lugar tan expuesto para acampar. "No parece un lugar muy sensato para armar una carpa", coincide el experto local.

"Podían haber bajado por el valle hasta el río, donde había agua y madera para hacer fuego", señala.

Una teoría es que, habiendo logrado llegar hasta ese punto, no quisieron volver para atrás. Pero lo cierto es que el lugar que escogieron fue inusual para un grupo experimentado.

Sin noticias

Ígor Diátlov había prometido avisar por telegrama a la universidad cuando el grupo regresara a Vizhai, lo que se esperaba que ocurriera el 12 de febrero.

Al principio a nadie le sorprendió que no regresaran en la fecha prevista. Era común que el mal tiempo causara retrasos.

Pero cuando llegó el 20 de febrero y nadie había sabido nada del grupo por tres semanas, las familias de los estudiantes encendieron la alarma y el Instituto Politécnico envió un grupo de búsqueda a la zona, conformado por estudiantes voluntarios.

Los jóvenes hallaron una carpa enterrada en la nieve y en su interior vieron solo objetos, entre ellos varias botas de nieve y carne que había sido cortada y colocada en platos, como si los esquiadores estuvieran a punto de comer.

También descubrieron que la carpa había sido cortada desde el interior. "Capaz que estaban desesperados por salir... pero ¿por qué?", se preguntó Ash.

Así hallaron la carpa

Uno de los estudiantes que participó de la búsqueda hace 60 años le contó a la periodista que halló algo incluso más extraño: "Cerca de la carpa vimos huellas congeladas, parecía como si las hubieran hecho personas usando medias o descalzos", detalló.

Las huellas seguían por unos metros y luego desaparecían. "Estábamos en shock", recuerda el voluntario. Volvieron a la base para reportar lo hallado.

Al día siguiente regresaron y confirmaron sus peores temores: empezaron a hallar los cuerpos. Algunos vestían solo ropa interior, otros estaban vestidos pero descalzos.

La causa oficial de muerte fue hipotermia y congelación. Pero algunos de los cuerpos tenían heridas graves, que no tenían nada que ver con el frío.

Una de las mujeres tenía un fuerte hematoma en el costado de su cuerpo, que parecía hecho por un garrote. Otro estudiante tenía el cráneo fracturado.

Los últimos cuatro cuerpos fueron hallados recién tres meses más tarde, en una quebrada, cuando la nieve se derritió. Tres tenían heridas fatales, incluyendo uno cuyo cráneo había sido destrozado momentos antes de morir.

La otra mujer y otro de los hombres también tenían fracturas de torso "que solamente podían haber sido provocados por una fuerza enorme, comparable con un choque automovilístico", según averiguó Ash.

Por último, encontraron un detalle macabro: a una mujer le faltaba la lengua y dos de las víctimas no tenían sus globos oculares.

Sospechosos

Tatiana, la hermana de Ígor Diátlov, le contó a la BBC que vio una foto de su hermano en su ataúd y que le había llamado la atención que el pelo se le había puesto gris.

"Todos los padres creían que estas muertes tenían algo que ver con los militares", reveló.

"A las familias se les dijo: 'Nunca sabrán la verdad, así que dejen de hacer preguntas'. ¿Qué podíamos hacer?".

"En esa época si te decían que te callaras, lo hacías y preguntabas más", afirmó.

¿Quién o qué puedo haber causado estas muertes en una zona remota y casi despojada de habitantes? Ash recorrió la pequeña comunidad que vive desde hace miles de años en esta región de los Urales haciendo esta pregunta.

Valeri, uno de los líderes tribales, cuyo padre participó en los esfuerzos de búsqueda de los esquiadores, contó que inicialmente se sospechó de los mansi, porque nadie más vivía en la zona.

"Se nos acusó a pesar de que la aldea mansi más cercana está a 100 kilómetros del paso Diátlov", señaló.

Varios indígenas fueron arrestados e interrogados. Algunos testigos indican que incluso fueron torturados.

Un libro escrito en 2015 sobre el misterioso caso sugirió que un grupo de cazadores mansi, drogados después de un ritual chamánico, pudieron haber perdido la cabeza cuando vieron que los estudiantes habían acampado en terreno sagrado.

Valeri lo descartó como una "fantasía" y señaló que si hubiera sido cierto, las autoridades los hubieran metido en prisión.

También segura que todas las teorías sobre zonas prohibidas son un invento de los medios.

"Otorten significa 'montaña con vientos remolino'. Aquello de 'no vayas allí' fue un invento de los periodistas o una mala traducción", afirmó.

La teoría del cohete

Valeri cree que la muerte de los jóvenes podría tener una explicación tecnológica: cree que un cohete cayó en la zona y envenenó al grupo.

Varios comparten esta teoría. No hay que olvidar que en esa época -plena Guerra Fría- la Unión Soviética era líder en producción armamentista y espacial.

La madre de Valeri incluso recuerda ver un objeto raro volando sobre el cielo en esa época.

Yuri, un hombre que vive en Ekaterimburgo y ha estado obsesionado con el caso toda su vida, piensa que quizás los jóvenes murieron como consecuencia de un experimento y que la forma en la que fueron hallados fue "escenificada" para tapar lo sucedido.

El hombre le dijo a la BBC que vio los cuerpos de las víctimas y que le llamó la atención que tenían las caras de color anaranjado.

Son muchos los rusos que creen que el Estado encubrió lo que pasó en este caso. Incluso el expresidente Boris Yeltsin (1991-99), también graduado del Instituto Politécnico de los Urales, creía que algo inusual había pasado.

Investigadores no hallaron evidencias de un delito

En 1990, cuando la Unión Soviética empezó a resquebrajarse, el primer investigador del caso, Lev Ivanov, reveló a un diario que durante su trabajo había recogido varios testimonios de personas que habían visto bolas de fuego en el cielo.

Dijo que se le había ordenado clasificar sus hallazgos y olvidar el tema.

En su entrevista con el diario, Ivanov les pidió disculpas a los familiares de las víctimas por haber tapado lo que ocurrió.

Un investigador privado que tuvo acceso a los documentos de Ivanov tras su muerte, le dijo a la BBC que los primeros postmortem habían revelado la presencia de radiación en la ropa de las víctimas.

También señaló que agentes de la KGB, la agencia de inteligencia soviética, habían participado de los exámenes y que estaban preparados para evitar la contaminación radioactiva.

Por otra parte, señaló que se habían hallado varios animales muertos en la zona donde se encontró a los estudiantes y dijo que se prohibió la caza y el uso de agua en esa zona por cuatro años, dato que fue confirmado por la comunidad mansi.

Otras teorías

Aunque la teoría de una explosión o caída de un cohete son verosímiles, también persisten algunas hipótesis menos creíbles.

Una es que las muertes fueron causadas por el "abominable hombre de las nieves", más conocido como el yeti.

También hay quienes creen que se trató de una abducción extraterrestre.

En total, se estima que circulan unas 75 explicaciones diferentes sobre lo que pudo haber ocurrido.

Este interés persistente fue lo que llevó a las autoridades rusas a anunciar la reapertura de la investigación en febrero pasado, en ocasión del 60° aniversario de los hechos.

Sin embargo, los investigadores aclararon que solo indagarán tres posibles causas, todas relacionadas con el clima extremo.

"Fue o una avalancha, o un bloque de nieve compacta que cayó, o un huracán", resumió el vocero del fiscal general.

A Tatiana, la hermana de Ígor Diátlov, ninguna de estas posibilidades la convencen, porque no explican las evidencias más raras que se encontraron.

Sin embargo, según Ash, a veces incluso las cosas que parecen más desconcertantes tienen una explicación sencilla. Por ejemplo, la ausencia de la lengua y los ojos de tres de las víctimas.

"Fueron hallados meses más tarde. Quizás animales salvajes se los comieron", sugiere.

Ash cree que si las autoridades tuvieran algo para esconder no tiene sentido que reabrieran el caso.

Sin embargo, muchos en Rusia consideran que no importa qué concluyan los investigadores, hasta que se exhuman los cuerpos de las víctimas -algo que no se planea hacer-, nunca se podrá saber la verdad.

Y aún así, es probable que nunca se ponga fin completamente a las teorías conspirativas en torno a este viejo misterio.