¿Cómo hacen para mantener la armonía a lo largo del tiempo? Igual que con el estado físico, para lograr el bienestar de a dos hay que “entrenar”.
Hace un mes, después de trabajar diez años en una empresa en la que dejó mucho y recibió poco, Marcela aceptó un retiro “voluntario”. Desde hace 15 años, ella comparte la vida con Gastón. Tienen tres hijos en edad escolar, un perro, un alquiler que pagar y un auto. La pareja aunó fuerzas y se animó a meterle empeño y horas de trabajo a un emprendimiento comercial en común. No es la primera vez que se sienten “en la cornisa” y juran que cada momento difícil los fortaleció. No son perfectos ni tienen vidas ideales, pero lograron que su vínculo funcionara de una manera exitosa. Marcela sabe que su marido es tan despistado que puede olvidarse de su propio cumpleaños. Gastón conoce de memoria lo agotadora que resulta a veces la energía desbordante de su mujer. Pero se ríen de sí mismos, del otro y de ambos. A pesar de los problemas, en su casa se respira armonía.
¿Por qué algunas parejas se llevan tan bien? Según los especialistas, no se trata de suerte o de una química especial. Para lograrlo, hay que entrenar (¡sí, igual que en el gym!) para desarrollar los “grupos musculares” que mantienen fuerte y sano al vínculo.
Te contamos cómo practicar el fitness del amor.
Ejercicio 1
LLEGAR AL OTRO
Objetivo: ENTENDERSE
No se trata de hablar por hablar. Tener una comunicación fluida y real es una conquista diaria y básica. El psicólogo Sebastián Girona, especialista en Psicología Integradora, equipara el diálogo en la pareja con el oxígeno que necesitamos los seres humanos para seguir vivos. Hablar con confianza y desde la propia verdad, y saber que somos escuchados, multiplica las chances de entenderse. Ni más ni menos.
¡Un dato para tener en cuenta! Una buena comunicación no consiste en intercambiar emoticones de corazones y besos. Tampoco, en enviar mensajes al estilo de: “Salgo de la oficina y voy para la reunión de consorcio”, “Dejé a la nena en el cumpleaños, ¿llegás a buscarla vos?”, “Dice tu mamá si queremos ir a comer a la casa”. Ese tipo de trato es necesario para el funcionamiento del día a día. Sin embargo, dialogar es otra cosa. Implica que puedan decirse lo que piensan y sienten –sea positivo o negativo–. Como, por ejemplo, poner en palabras los sueños compartidos y los individuales. “Hay que empezar a abrir los espacios íntimos. Es importante aprender a hablar de lo que les pasa, definir posiciones y negociar. Eso también permite ampliar la visión de las cosas y enriquecerse con la opinión del otro”, asegura la psicóloga y sexóloga Mariana Kersz.
Ser sinceros es un requisito fundamental para el diálogo, pero tampoco hay que irse a la banquina. La idea no es mirar para otro lado, esquivar la discusión y silenciar las diferencias, sino hablar de ellas y de lo que no nos gusta evitando ataques y acusaciones.
Según los especialistas, las parejas pueden sortear crisis si aprenden a comunicarse. “Es clave definir y expresar cuáles son los problemas de una relación”, asegura la psicóloga.
Luego, hay que acordar cómo pueden resolverse: cada uno deberá explicar qué va a hacer para lograrlo y evitar que se repita.
Ejercicio 2
SORTEAR OBSTÁCULOS
Objetivo: FORTALECER EL VÍNCULO
La tecnología conecta, pero no necesariamente comunica. Así como se deben evitar los audios interminables, también conviene eludir las interpretaciones literales: una expresión escrita puede leerse con una carga emocional que quizá no tenga. Un “OK” como única respuesta no significa que el otro se ofendió vaya a saber uno por qué. A lo mejor, expresa que está de acuerdo con lo que planteamos. Entonces, para no caer en confusiones, los temas importantes deberían ser charlados personalmente. ¿OK?
El sentido del humor es un excelente recurso a la hora de encarar temas difíciles de solucionar. “Ayuda a que los problemas no se agraven ni se profundicen”, asegura Girona.
Un comentario risueño nos permite desdramatizar un momento tenso. “Una de las primeras preguntas que les hago a los pacientes es qué los enamoró del otro y el 80% de las veces la respuesta es ‘su sentido del humor’. Es algo fundamental en una relación. Pero hay que estar atentos porque es una de las primeras cosas que se pierde”, advierte Kersz.
No se trata de ser una payasa todo el día, sino de cambiar la mirada. Si tomás distancia de la discusión, podés llegar a ver el absurdo de algunas situaciones cotidianas y plantearlas de modo que provoquen una sonrisa.
Ejercicio 3
ELONGAR
Objetivo: MAYOR BIENESTAR
Ni el “contigo pan y cebolla” ni “la media naranja”. ¡Basta de comparaciones culinarias! Según Girona, la clave para lograr la felicidad de a dos es pensar en una pareja real: una que en general la pasa bien, acompañándose y potenciándose, pero a la que también se le presentan conflictos que sabe y debe ir resolviendo y que aprende a manejarlos. ¿Cómo lo logra? Como ya explicamos, se esfuerza por modificar lo que puede, pero es lo suficientemente sensata como para aceptar que hay aspectos de la otra persona o de la relación que no van a modificarse. Por supuesto, no hablamos de cosas sustanciales (como el respeto al otro o la sinceridad), sino de esos “detalles” que suelen ser motivo de discusiones estériles. La impuntualidad y la tendencia a resolver todo a último momento no deberían ser causa de divorcio, por ejemplo.
Ejercicio 4
HIDRATAR
Objetivo: ANTES, DURANTE Y DESPUÉS
Así como la adaptación es clave para la supervivencia, la tolerancia frente a insignificancias es sine qua non para la armonía. Debemos aceptar que hay distintas formas de hacer y pensar las cosas, sin intentar imponerse ni cambiar al otro. En lugar de pulseadas por quién tiene razón, conviene generar un marco para negociar las diferencias de un modo inteligente y adulto.
La confianza también es uno de los secretos de las parejas felices. La clave es evitar hacerse la película, no mentir, no controlar y ¡no competir! Pero uno de los temas que más vulnera la confianza es el celular. La tecnología se apodera cada vez más de las relaciones y la intimidad termina en crisis. Por eso, hay que dejar de lado la suspicacia y no revisar teléfonos, e-mails y redes sociales. La contracara del silencio, la mentira y el engaño, desgarra la relación. ¿Es posible perdonar una infidelidad? Quizás sí, pero depende… Los motivos son variados y muchas veces, complejos.
Está más que claro: así como trabajamos para mantener un buen estado físico, también lo debemos hacer para mejorar un vínculo. “En toda relación que haya pasado el estadio de enamoramiento, tiene que haber una dosis de labor. No se trata del ‘pico y la pala’, sino de un trabajo más delicado, de ‘mirar al otro’, saber qué le pasa, cuáles son sus miedos y sobre todo sus deseos”, explica Girona. Todas las parejas tienen un contrato que debe ser renovado varias veces en la historia de la relación. “Eso va a ayudar a la construcción de un vínculo fuerte y sustentable”, puntualiza el especialista Girona.