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Con 21 años se convirtió en la receptora más joven de un trasplante de rostro

“Historia de una cara”. Así se llama un documental sobre el trasplante de rostro que recibió Katie Stubblefield. Intentó suicidarse y el disparo le destruyó la cara.

15/08/2018

Katie Stubblefield tenía 18 años el día que decidió quitarse la vida. Fue el 25 de marzo de 2014: se disparó con un rifle en la cara. El disparo destruyó su rostro, pero la joven sobrevivió. Ese día comenzó una carrera médica que aún hoy continúa, luego de que se convirtiera en la receptora más joven de un trasplante de rostro en los Estados Unidos.

Su historia fue registrada con un equipo de National Geographic que la acompañó durante más de dos años.

El camino hacia el trasplante fue extenso. Como el disparo destruyó gran parte del rostro de Katie, hicieron falta 22 operaciones antes de implantar el nuevo rostro.

Donante

La donación se concretó gracias a la voluntad de Sandra Bennington, abuela de Adrea Schneider, una mujer de 31 años que había fallecido por una sobredosis. Al enterarse que era compatible dio el visto bueno para ceder sus tejidos y órganos. Adrea estaba registrada como donante y su corazón, pulmones e hígado también salvaron vidas en otros puntos de los Estados Unidos.

Pasaron más de tres años hasta que la joven llegó al quirófano; el último estuvo en lista de espera. "Estás en buenas manos", le dijo su padre segundos antes de que la ingresaran en una camilla a la sala de operaciones de la Cleveland Clinic.

Según detalla National Geographic en su sitio online, la intervención se hizo entre el 4 y 5 de mayo del año pasado, duró 31 horas y los médicos debieron cambiar de plan a mitad de camino. Es que originalmente habían pensado hacer un trasplante parcial, pero una vez en el quirófano vieron que sería mejor hacerlo en forma completa, ya que había diferencias de tamaño y tono de piel entre la donante y la receptora.

Los médicos Brian Gastman y Frank Papay no tomaron la decisión solos: presentaron el rostro de Adrea sobre la cabeza de Katie, sacaron fotos y se las mostraron a los padres de la receptora. Ellos aceptaron hacer el trasplante completo, a pesar de que eso elevaba el riesgo de un rechazo posterior.

La intervención completa incluyó frente, párpados superiores e inferiores, cuencas del ojo, nariz, boca y labios, las mejillas, la mandíbula superior y parte de la inferior, dientes y músculos faciales.

Cuando se sometió al trasplante Katie tenía 21 años, por lo que se convirtió en la receptora más joven de un trasplante de cara en los Estados Unidos.

Experimento

La cirugía fue financiada por el Departamento de Defensa de los EE. UU. a través del Instituto de Medicina Regenerativa de las Fuerzas Armadas. El objetivo fue mejorar el tratamiento para los miembros de las fuerzas heridos en batalla que regresan con lesiones similares. Como tal, la cirugía de trasplante de cara de Katie se convirtió en un experimento de por vida para el tratamiento de traumatismos faciales por bala.

Todo el proceso quedó registrado por National Geographic bajo el título “Historia de una cara”. "(El trabajo) trata sobre la esperanza y la resiliencia, la identidad, la fuerza del amor de una familia y la devoción por su hija, y sobre el milagro médico que le ha dado a Katie una segunda oportunidad en la vida”, comentó Susan Goldberg, Directora de Redacción de National Geographic Partners y Jefa de Redacción de la revista National Geographic. Será la tapa de la edición de septiembre de la revista.