La actriz y cantante habló en la presentación del filme Perdida. Su misterioso romance puertas adentro. El ejemplo de sus padres, enamorados hace 20 años; su desafiante rol y las escenas de acción.
Oriana Sabatini (22) dejó por unas semanas su estilo angelical para transformarse en Alina, su personaje en el oscuro thriller policial Perdida, protagonizado por Luisana Lopilato. “El guión hablaba de una chica que había sufrido abusos y adicciones, cosas que a mí gracias a Dios nunca me pasaron. Entonces, era difícil interpretarla y descifrar cómo hacer para que se vea natural la interpretación física, los gestos. Era un desafío súper divertido y me enamoré de la historia”, contó la actriz y cantante, en la presentación del filme.
Escurridiza a la hora de las respuestas, Oriana no se reconoce de novia. Pero tampoco soltera… Separada en junio de 2017 luego de tres años de amor con Julián Serrano (24), la diosa disfruta de un misterioso romance a puertas adentro. Con el ineludible ejemplo de sus padres, Cathy Fulop y Ova Sabatini, juntos hace 20 años, la joven habló de sus deseos más íntimos, su anhelo de un amor “para toda la vida” y de su desafiante rol en la película.
-¿Hablaste con víctimas para construir tu personaje?
-Me empecé a informar con gente que había pasado por eso. Y lo hablé mucho con mi psicóloga también. De abuso de drogas, sí, hablé con varias personas. De abuso sexual, no, pero vi muchas entrevistas en Internet.
-En la película se te ve con un cambio físico notable.
-Es muy loco hasta el día de hoy porque el otro vi la película y me súper costaba reconocerme. No hay nada más lindo que ser actor y que te pidan que cambies: que te cortes el pelo, que subas o bajes de peso. Cuando me estaban maquillando, me ponían un líquido en la cara para que parezca demacrada. Y me pusieron en los dientes también. ¡Los tenía todos amarillos y negros! Dije ‘todo bien, pero hasta acá llegamos’, jajaja. Es jugar con cosas que en la vida real no tenés oportunidad.
-Tenés algunas escenas de mucha violencia. ¿Cómo te preparaste? ¿Tuviste una doble?
-Hubo muchos ensayos en los que entrenamos con una persona de efectos especiales para hacer las peleas. Hubo un doble para algunas cosas, pero para otras no porque pedí por favor que me dejaran hacer algunas porque me parecía súper divertido. Por más que fuera peligroso, era lo que le estaría pasando a ella en la vida real. Sentir que corría peligro me iba a servir para la escena.
-¿Y cuál fue el resultado?
-Ay, en un momento, pobre, a Cachín (el actor peruano Carlos Alcántara), que hace la escena de acción conmigo, le tenía que tirar un jarrón ¡y le corté una parte de la cabeza! Decía ‘¡ay, Dios mío!’. Entré en desesperación, pero bueno, nos reímos y la pasamos increíble. En una parte, yo tenía que hacer que me caía sobre una mesa de vidrio y todo eso fue real. Obviamente, no era vidrio de verdad, pero raspa y ahí dije ‘ya está’. ¡Al otro día me dolía todo! Y Cachín, súper profesional, le tiré el jarrón y no dijo nada. Cuando terminó la escena me dijo ‘¿viste, boluda lo que me hiciste?’. Nos re reíamos.
-Además de este gran momento profesional, contaste que comenzaste una relación que preferís mantener en secreto. ¿Estás pendiente de que no te agarren los paparazzi?
-Seguimos en ese proceso. Lo vivo relajada porque no tengo por qué esconderme. Me gusta no contarlo, los primeros momentos en los que te conocés con alguien son re importantes. Es difícil hacerlo bajo la mirada de todo el mundo y que esté tan expuesto en un momento tan vital. Es lindo que sea solo para mí y para él, y que lo vivamos en nuestra intimidad. Después, si las cosas avanzan y evolucionan, se van a enterar porque me gusta compartirlo con la gente que me sigue.
-¿O sea que apostás a que crezca la relación?
-A mí me gustaría, obviamente, pero bueno... vamos a ver.
-Y en el tiempo que estuviste “oficialmente” soltera, ¿se te acercaron muchos hombres o sentís que los intimidás?
-Las personas que se me acercaron siempre lo hicieron con mucho respeto. Sí quizá, cuando estaba de novia, nadie se acercaba, ¡ni me miraban! Y yo no entendía, ‘hay algo que estoy haciendo muy mal’. Pero bueno, hablaba bien de ellos porque sabían que estaba de novia, entonces no hacían nada.
-Vos tenés una referencia ineludible en tus papás, que llevan 20 años de matrimonio ¿Crees en el amor para toda la vida o lo vivís de una forma más acorde a estos tiempos más vertiginosos?
-Es muy difícil salirme de ese molde habiendo crecido con eso, teniéndolo tan de cerca y viéndolos felices hasta el día de hoy. Entiendo que no todo el mundo tiene la suerte de que le pase, pero obviamente yo quiero y aspiro a eso.