Isabelle Adjani, por ejemplo, habla de "cerdos y sumisos que están a su servicio". El revuelo se propagó a la industria cinematográfica mundial.
Lo llaman "el efecto Harvey Weinstein": animarse a denunciar acoso o abuso y hacerlo público en redes sociales y medios. Tras las más de 40 denuncias de actrices como Angelina Jolie, destacadas artistas del cine francés se suman a la campaña para desenmascarar a colegas, productores o magnates cinematográficos. Revelaciones de mujeres como Isabelle Adjani, Marion Cotillard, Léa Seydoux o Emma de Caunes, entre otras, causaron conmoción en Francia y en el resto del mundo. El tsunami sacude a la industria cinematográfica a nivel planetario.
Emmanuel Macron, presidente de la República, acaba de confirmar la próxima creación de una policía de proximidad, es decir, personal especializado en la prevención y persecución del acoso en transportes y lugares públicos, donde, según las estadísticas, las francesas son víctimas de "gestos impropios" y agresiones.
La actriz Marion Cotillard, por ejemplo, que fue la protagonista de películas como "La vida en rosa", sobre la biografía de Edith Piaf, hizo circular a través de las redes sociales contundentes acusaciones: "A lo largo de mi carrera he debido afrontar a ese tipo de acosadores en varias ocasiones. Es normal y frecuente”, despotricó.
Otra que no se calló es Isabelle Adjani, que dijo al semanario "Journal du Dimanche": "Hay muchos cerdos. En Francia, todo funciona con la lógica de las tres "G": galantería, grosería y guarrería. Y es muy fácil pasar de una "G" a la otra, con el pretexto de que se trata del juego de la seducción. Lo cierto es que esas tres "G" forman parte del repertorio de algunos depredadores”.
Protagonista de "La reina Margot", "añadió que "entre los productores y los hombres que deciden escuché muy a menudo cosas de este tipo: 'Las actrices son todas unas putas'. Para esa gente, y para los sumisos que están a su servicio, una actriz debería acostarse con el productor o el director. Se trata de algo normal para ellos. Esos mismo tipos dicen que, en el fondo, las mujeres no son tan inocentes, pues se prestan a ese juego".
Emma de Caunes, por su parte, reveló a "The New York Times" el hostigamiento que padeció por parte del propio Harvey Weinstein, en París: "Fue en el 2010, en el Hotel Ritz. Weinstein me citó en su habitación. Y fue a ducharse. Salió de la ducha, desnudo, con una erección, corriendo detrás de mí. Me quedé horrorizada, de piedra. Cuanto más huía y lo rechazaba, más se excitaba. Me sentí como una víctima perseguida en un bosque solitario".
Mientras la carrera del productor hollywoodense Weinstein se cae a pedazos (al igual que su buen nombre), el magnate se fue para Arizona a bordo de su avión privado para someterse a una cura de desintoxicación de su adicción al sexo.
Según el portal TMZ, el lugar elegido es el mismo por el que optó el nadador estadounidense Michael Phelps para su rehabilitación. "El centro tiene un programa de 45 días para hombres adictos al sexo", indica ese medio.
Despedido del estudio cinematográfico que lleva su nombre, Harvey Weinstein se convirtió en el enemigo número 1 de Hollywood y de miles de mujeres en el mundo. En las últimas horas, el productor sacó otro as de la manga: contratar a un tal Michael Sitrick, CEO de una agencia de relaciones públicas que gestionará su "crisis de imagen".