De vuelta de unas vacaciones en Miami, la actriz habló acerca del sufrimiento que experimentó cuando dio sus primeros pasos en el medio. Además se refirió a su excelente presente laboral y sentimental.
Admite que tuvo épocas de tristeza que la hicieron dejar de estar atenta a su figura. “Con cada separación que tuve engordé un montón. Me agarraba angustia oral y me comía todo”, reconoció la actriz y poetisa Belén Francese (35). Sin embargo, paró la pelota y encontró la manera de amigarse con su físico. “Empecé a no autoboicotearme tanto y a comer un poco más sano. Como de todo, pero en menor cantidad”, relató.
Graciosa y autocrítica como pocas, confesó: “Soy caderona, por más que adelgace siempre voy a tener una cola gorda”. Sin embargo, recuerda que su autoestima se fue fortaleciendo con el paso del tiempo, ya que cuando daba sus primeros pasos dentro del mundo del espectáculo no la pasó tan bien. “Fui muy acomplejada y sufrí mucho el bullying del medio. Es muy cruel nuestro medio artístico con los físicos, tanto que no te permite ser humana, no te permite no ser idealmente estética”, comentó. “Tuve problemas de tiroides y hasta que no me equilibré estaba detonada, tenía todo hinchado. Y obvio, vos sentís que hablan…”, relató. “Yo empecé como vedette y modelo gráfica, después traté de perfeccionarme como actriz y comediante. Ahí ya me relajé en lo físico. Tuve épocas en que no me importaba nada. No iba al gimnasio… Cuando hacía fotos de lencería me tenía que re cuidar, ahí era muy cruel la presión. Una vez fui a hacer una campaña de mallas (y yo siempre fui muy de curvas en todos lados) y la mujer que me contrató me dijo: ‘Ah, pero no sos como en la fotos…’. Y son como pequeños rasguños…”, explicó.
Hoy, lejos de aquellos comienzos, Belu disfruta de un presente relajado. Y su escapada a Miami es una muestra de eso. “Me fui por vacaciones y trabajo. Me invitó mi amiga, la odontóloga Liza Klein, y de paso trabajé. Mezclé”, adelantó. Y, como resultado de esa mezcla, la artista se volvió con una propuesta concreta, a la que ya dijo que sí: “Quieren que haga El consultorio de Belu internacional para la plataforma Feed Latino Channel”, relató entusiasmada.
Pero aquí no le va nada mal. Contenta con el resultado de la apertura de la plaza en San Rafael, Mendoza, con la obra Mr. Amor, Belén apunta todos sus cañones a la posibilidad de hacer ficción. Y el espectro –según contó– es amplio. Por eso se preparó y en Estados Unidos comenzó un curso de neutro. “La agencia de Tommy Pashkus, con quien firmé antes de irme, me lo exigió por si el día de mañana puedo estar en una novela”, avisó.
Pero, ¿cómo hablar con ella y no preguntarle por el estado de su corazón? Súper cuidadosa, admitió que está empezando a conocer a alguien de quien no quiso dar ningún detalle, salvo que no es alguien del medio. “Prefiero guardarlo, es de días, te soy totalmente honesta. Cuando esté todo más sólido, yo voy a ser la primera en gritar el amor”, expresó. “Es muy, muy incipiente, pero para que yo le dé más de tres salidas… Soy muy intuitiva, si no hay toque, chau”, agregó divertida. “Ojalá me llegue porque no hay nada más lindo que estar enamorada, disfrutar y compartir”, sumó.
Acerca de la opinión de aquel hombre sobre su trabajo, Belén dijo: “El es alguien muuuuy seguro, entonces le encanta. Dice que lo hago matar de risa y creo que le gusta eso”, reconoció.
Confesó que sueña con formar su familia y no descartó recurrir a la congelación de óvulos. “Quiero darme dos años para probar, y si no, no descarto congelar óvulos”, dijo. “Yo apuesto a formar una familia si se me da, pero si no se me da tampoco descarto otras opciones (N. de la R.: ser madre sola, como lo hizo Juana Repetto). Traer vida al mundo es el gesto de amor más grande que puede existir”, finalizó, cargada de esperanzas.