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La actriz porno española del momento se confesó en una entrevista

Es Amarna Miller. Amada y odiada, con sólo 26 años, revolucionó la industria del cine porno en el país ibérico a través de su lucha feminista. Secretos y pensamientos de la madrileña que conquistó el cine erótico en Estados Unidos.

13/08/2017

"Me llamo Amarna Miller, soy actriz porno y nací en un país hipócrita, en donde la misma gente que me llama puta se masturba con mis videos".

Amarna Miller es Marina. Madrileña, 26 años, pelirroja, ojos turquesas. La presentación que elige en su sitio web la describe: desafiante, tenaz y elocuente, alza la voz para pelear por ella y por aquellas. Amarna Miller representa a innumerables mujeres, dentro y fuera de la industria del cine porno, que conviven con un maltrato que encuentra su génesis en los prejuicios y la discriminación.

Fueron varios meses sin lograr ninguna respuesta, hasta que, entre propuestas y ofrecimientos laborales, divisó uno de los tantos mails que envió Infobae para contactarla. "Nunca hablé con un medio argentino", asegura la actriz, mientras ajusta su pelo recogido y juega con sus lentes que no impiden contemplar sus ojos celestes. A cada palabra, deja rastros de su voz inconfundible, aquella que la expone en su forma natural.

Comenzó a los 19 años, dirigiendo su propia película. Mantuvo en pie una pequeña productora durante 5 años, hasta que fue llamada a trabajar en las grandes ligas. Dejó España para radicarse en Los Ángeles, la meca de la pornografía, hoy venida a menos por la cantidad de restricciones legales que exige el estado estadounidense a la hora de grabar películas eróticas.



Ella no necesita al porno. El porno la necesita a ella. Es, en la actualidad, la actriz española más relevante, por sus actuaciones y sus expresiones. "Soy bisexual y me encanta el sexo en todas sus formas", explicó Miller.

-¿Existe una relación entre el porno y el feminismo?

-El feminisimo se centra en hablar de los asuntos que envuelven a la mujer. Desde luego la sexualidad también nos envuelve y la pornografía está ligada directamente a este último aspecto. ¿Cómo alguien va a decirme que el porno no es una cuestión feminista?

El sexo, los rodajes, las decisiones más difíciles. La voz, el grito y una multitud que se encolumna detrás de ella para hacerse escuchar. "Lamentablemente convivimos en una profesión en la cual no existen regulaciones ni protección legal para los actores y actrices, y eso supone un problema porque el hecho de que no haya leyes, como en cualquier industria, hace los abusos sean moneda corriente".

by @xenia.lau for @interviu

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Miller, intelectual y licenciada en Bellas Artes, ha sido la voz e imagen de muchas publicaciones que nada tenían que ver con la pornografía. Diversos diarios del mundo han contado con columnas de opinión escritas por ella. Actriz por oficio y escritora de vocación, considera que "muchos de los problemas de la industria del cine porno tienen que ver también con el hecho de que los adolescentes no tienen suficiente educación sexual y recurren al Internet para aprender".

En alguna oportunidad, la española dijo: "Es como si quieres aprender a conducir y, como nadie te enseña, ves la película 'Rápido y furioso' y aprendes que hay que conducir de forma temeraria y agresiva. Lo que no es adecuado, porque estás tomando como referencia una ficción", sostiene Miller.

– ¿Qué es el porno ético?

– Tristán Taormino (escritora feminista) dice que en el porno ético, las actrices y los actores son tratados en igualdad, trabajan en condiciones dignas, reciben una remuneración acorde al trabajo que están realizando y su opinión se valora dentro de la producción. El porno, aún con su gran cantidad de seguidores, continúa siendo una industria con estigmas.

Su lucha le valió la adquisición de amigos y enemigos. La apoyan y la detractan en simultáneo, algo que Miller no deja pasar por encima. Hace pocos días, publicó en su cuenta de Twitter un mail en donde se expresa -a través de un seguidor suyo- la violencia que las trabajadoras sexuales reciben a diario.

Miller entiende el juego y convive en él, juntándose de a pedazos, sin caer en el sufrimiento ni marearse en los aplausos. Su pelea, a esta altura del partido, obtuvo más cachetazos que palmadas en su espalda.

-¿Disfrutás ser actriz porno?

-Las trabajadoras sexuales no tenemos por qué disfrutar cada momento de nuestro trabajo. Hay una diferencia entre la violación y hacerlo sin ganas: se trata del consentimiento. La gente no ve el trabajo sexual como un trabajo, sino como tener sexo. El sexo que yo hago en una película no es el mismo que hago en mi vida personal.